Por Paula de la Fuente Latorre, socióloga especializada en Género y Desarrollo, experta para el Proceso de Transversalidad de género del Programa EUROsociAL+ y Ana Pérez Camporeale, coordinadora del área de Igualdad de Género y responsable del Help Desk de Políticas de Igualdad de Género del Programa EUROsociAL+
La pandemia de la COVID-19 y las medidas de confinamiento aplicadas, evidencian un problema estructural ya que afecta de forma diferenciada: los datos señalan que sus consecuencias aumentan las brechas de género. Se prevé que, en 2021, el número de mujeres y niñas que vivirán en extrema pobreza a nivel mundial aumentará hasta los 435 millones, 47 millones más[i]. En América Latina, a finales de 2020, la tasa de desocupación femenina llegará al 15,2 %, (aumento de casi un 6% con respecto a 2019) y la tasa de pobreza se elevará hasta el 37,4 %, lo que significa que 118 millones de mujeres latinoamericanas se encontrarán en situación de pobreza[ii]. La incompatibilidad de las medidas de confinamiento con el trabajo remunerado empeora la situación de las mujeres a nivel de salarios, desempleo y horas efectivas de trabajo: un 60% de mujeres a nivel mundial trabajan en la economía informal[iii] y han tenido que cerrar sus negocios sin cobertura social; al mismo tiempo, la falta de servicios públicos aumenta el Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado (TDCNR) en los hogares, lo que favorece dinámicas de “alejamiento del mercado de trabajo”. El TDCNR se incrementó durante la pandemia mientras que el resto de los sectores tuvo fuertes caídas: a nivel internacional, la OIT calcula que el promedio que aporta al PIB es del 9,0%, con gran heterogeneidad entre países[iv] (en Argentina es del 16%[v], en Colombia supone el 22%[vi]). Las mujeres también juegan un papel protagonista en la respuesta a la crisis como trabajadoras domésticas, sanitarias (representan el 70% a nivel mundial[vii]), de limpieza, en residencias, etc. Las trabajadoras domésticas tuvieron que aceptar reducciones de sueldos, incrementos de la carga horaria, despidos sin pago de beneficios y hasta su retención en casa de los empleadores durante la cuarentena[viii]. Además, a raíz de los confinamientos, aumenta la violencia ejercida contra las mujeres[ix].
La pandemia coincide con la conmemoración de los 25 años desde la Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing (1995) que impulsa la estrategia de Mainstreaming de género (“transversalidad del enfoque de género”): “es una estrategia para hacer de las experiencias y necesidades/intereses de hombres y mujeres una dimensión integral en el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las políticas y los programas en todas las esferas políticas, sociales y económicas a fin de que hombres y mujeres se beneficien por igual y desaparezca la desigualdad”[x]. La incorporación de este eje transversal se recoge en el marco programático de la UE: la Estrategia para la Igualdad de Género de la UE 2020-2025[xi]y la del Consejo de Europa 2018-2023[xii], con un planteamiento dual de medidas específicas para lograr la igualdad de género combinadas con la integración de la perspectiva de género. En las relaciones birregionales entre ALC y la UE, la Declaración de Santiago de 2013 (punto 38), contempla la incorporación del enfoque de género entendiendo que “la inclusión de esta perspectiva (…) fortalecerá la igualdad de género, la democracia y fomentará sociedades justas e igualitarias”[xiii]. Los 17 ODS de la Agenda 2030, de forma más o menos explícita, definen metas relacionadas con la igualdad de género[xiv] (por ejemplo, el objetivo 16[xv] alude al «acceso universal a la justicia» y plantea reducir la violencia física, psicológica y sexual, y poner fin al maltrato, la explotación, la trata y todas las formas de violencia contra niñas y niños).
En el contexto actual, está en juego la sostenibilidad de los logros alcanzados en materia de igualdad de género. El papel social de las mujeres, tanto en trabajo remunerado como no remunerado, se ha revelado como esencial, por lo que también deberían ser ellas las protagonistas de las medidas de recuperación. De no ser así, se contribuye a perpetuar la denominada “paradoja de género de la cohesión social” que consiste en que siendo las mujeres las principales proveedoras de cohesión social son excluidas de forma sistemática de las políticas en cuanto a derechos de ciudadanía, de igualdad de oportunidades y de participación. Ellas asumen los costes del cuidado de la vida aportando un “escudo” necesario para la protección social, pero no obtienen ningún tipo de reconocimiento, ni en términos de contribución (ingresos) ni de inversión pública (gasto presupuestario en políticas de igualdad de género)[xvi]. Transversalizar el enfoque de género en EUROsociAL+ garantiza el impulso de políticas públicas que incidan en materia de igualdad de género en todas las esferas: desde la salud y la economía, a la seguridad y la protección social. Conlleva el tratamiento activo de la igualdad de género para que las acciones del Programa beneficien por igual a mujeres, hombres, niñas y niños. En la práctica, supone aplicar una metodología que permite asumir una mirada que tiene en cuenta las distintas necesidades/intereses de género a lo largo del ciclo de las acciones, de manera que sus efectos en el contexto de incidencia causen un impacto positivo en materia de cohesión social en la vida de mujeres y hombres impulsando, a medio y largo plazo, modelos sociales equitativos.
Los retos dela transversalización del género en el Programa EUROsociAL+ en el nuevo escenario post-COVID19, son lograr que las acciones compensen las desigualdades tradicionales agudizadas en numerosas áreas de las vidas de las mujeres para mitigar y frenar el incremento de la brecha de género. Desde cada una de las líneas de acción, esto supondría impulsar medidas como:
[i]ONU Mujeres; PNUD (2020). From insight to action: gender equality in the wake of COVID-19. Recuperado de: https://www.unwomen.org/-/media/headquarters/attachments/sections/library/publications/2020/gender-equality-in-the-wake-of-covid-19-en.pdf?la=en&vs=5142
[ii]CEPAL (2020). Cuidados en América Latina en tiempos del COVID-19. Hacia sistemas integrales para favorecer la respuesta y la recuperación. Recuperado de: https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45916/190829_es.pdf
[iii]ONU Mujeres (9 de abril de 2020). Put women and girls at centre of COVID-19 recovery: UN Secretary-General. Recuperado de: https://news.un.org/en/story/2020/04/1061452
[iv]OIT. El trabajo de cuidados y los trabajadores del cuidado para un futuro con trabajo decente, p.4. Recuperado de: https://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/—dgreports/—dcomm/—publ/documents/publication/wcms_633168.pdf
[v]Ministerio de Economía de Argentina (2020). Los cuidados, un sector económico estratégico. Medición del aporte del Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado al Producto Interno Bruto. Recuperado de: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/los_cuidados_-_un_sector_economico_estrategico_0.pdf
[vi]ONU Mujeres Colombia; DANE Colombia (mayo de 2020). Cuidado no remunerado en Colombia: brechas de género. Recuperado de: https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/genero/publicaciones/Boletin-estadistico-ONU-cuidado-noremunerado-mujeres-DANE-mayo-2020.pdf
[vii]Boniol, Mathieu; et. al. (2019). Gender equity in the health workforce. [Ginebra]: Word health Organization. Recuperado de: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/311314/WHO-HIS-HWF-Gender-WP1-2019.1-eng.pdf?ua=1
[viii]ONU Mujeres; OIT; CEPAL (2020). Trabajadoras remuneradas del hogar en América Latina y el Caribe frente a la crisis del covid-191. Recuperado de: https://www2.unwomen.org/-/media/field%20office%20americas/documentos/publicaciones/2020/05/06/estrabajadoras%20remuneradas%20del%20hogar%20v110620%20comprimido.pdf?la=es&vs=123
[ix]ONU Mujeres. Policy Brief Nº 17 (2020). COVID-19 and violence against women and girls: addressing the shadow pandemic. Recuperado de: https://www.unwomen.org/en/digital-library/publications/2020/06/policy-brief-covid-19-and-violence-against-women-and-girls-addressing-the-shadow-pandemic
[x]Guía de la AECID para la transversalidad del enfoque de género. Madrid: AECID, 2015, p. 17. Recuperado de: https://www.aecid.es/Centro-Documentacion/Documentos/Publicaciones%20AECID/GU%C3%8DA%20DE%20G%C3%89NERO.pdf
[xi] Comisión Europea. Estrategia para la Igualdad de Género 2020-2025. Recuperado de: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=CELEX:52020DC0152&from=EN
[xii]Consejo de Europa. Estrategia de la Igualdad de Género 2018-2023. Recuperado de: https://rm.coe.int/estrategia-de-igualdad-de-genero-del-coe-es-msg/16808ac960Una
[xiii]Declaración de Santiago 2013. Recuperado de: http://www.europarl.europa.eu/intcoop/eurolat/key_documents/summits_eu_alc/2_celac_eu_2015/declaration_brussels_es.pdf
[xiv]CEPAL. Autonomía de género e igualdad en la Agenda de Desarrollo Sostenible. Santiago: Naciones Unidas, p. 32.
[xv]Paz, justicia e instituciones sólidas
[xvi]López, Irene (coord.). Género y Políticas de Cohesión Social. Madrid: Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), 2007, pp. 20-24
