Argentina · 22 diciembre, 2021

Recuperar la Economía con Perspectiva Feminista

Por Mercedes D'Alessandro, directora Nacional de Economía, Igualdad y Género del Gobierno de Argentina

La crisis mundial desatada por la Covid-19 deja como saldo mayores niveles de desigualdad. Las economías de todo el mundo enfrentan aún sus múltiples consecuencias: recesión, desempleo, pérdida de ingresos, endeudamiento, pobreza, efectos negativos en la educación, transformaciones tecnológicas, cambio climático, emergencia en salud, destrucción del tejido productivo, entre otras. A su vez, las desigualdades estructurales se amplificaron, porque la crisis afectó de manera asimétrica a trabajadores y trabajadoras informales, a las mujeres y jóvenes. Y el impacto en las mujeres ha sido muy potente porque una segunda crisis se vuelca sobre ellas: la crisis de los cuidados. De este modo, pensar una salida implica necesariamente cerrar brechas de género y apuntar a un modelo económico sostenible.

Los trabajos de cuidados, realizados mayoritariamente por las mujeres, sostienen el sistema productivo y el tejido social. Ellas son mayoría en la llamada economía del cuidado: atendieron en hospitales, sostuvieron la educación, fueron las responsables de la asistencia alimentaria, se hicieron cargo de las tareas domésticas dentro de los hogares y cuidaron de niño/as, adultos/as mayores y personas con discapacidad. Sin este trabajo de cuidados al interior de los hogares y en los espacios comunitarios, los efectos hubiesen sido aún peores. Sin embargo, a la economía en sus visiones tradicionales y en muchos gobiernos todavía le cuesta entender el rol fundamental que tienen los cuidados. Este sector es esencial para sostener la crisis, para pensar una salida y para la construcción de un futuro. Sin las mujeres que cuidaron —muchas con sobrecarga y sin parar en toda la pandemia— no habría economía que reconstruir o recuperar.

En Argentina, a principios de 2020 y en tan solo dos meses, las mujeres retrocedieron dos décadas en su participación en el mercado laboral. La consecuencia de la crisis fue todavía mayor para las mujeres que tienen niños, niñas y/o adolescentes a su cargo. La brecha de desempleo entre varones y mujeres jóvenes se multiplicó por cuatro. Y si bien, luego de más de un año en pandemia, se observa una recuperación, muchas todavía no lograron volver al mercado laboral o conseguir un empleo. ¿Cómo se explica esto? Por un lado, las mujeres están sobrerrepresentadas en los sectores de la economía más afectados (como el turismo, la cultura o la gastronomía) y faltan en los más dinámicos y estratégicos, que están fuertemente masculinizados (como la industria, la tecnología y la energía). Por otra parte, la distribución desigual de las tareas no remuneradas en los hogares y la consecuente crisis de los cuidados es un factor central para entender lo que sucedió. Las mujeres realizan tres veces más que los varones el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Esa distribución desigual tiene efectos negativos sobre su inserción laboral, sus trayectorias profesionales, sus ingresos y su futuro. Esta carga de cuidados se incrementó durante la pandemia, con el cierre de escuelas, jardines y la incorporación del trabajo remoto. Entonces, algo que desde antes era problemático para muchos hogares, se volvió insostenible.

Desde el Gobierno de Argentina dimos pasos concretos para trabajar esta cuestión. Creamos espacios institucionales que permitieron generar un diagnóstico de la situación a lo largo de todo el país, en el que pudimos medir las diferencias entre mujeres y varones. Logramos transformar herramientas de gestión: se construyó por primera vez un presupuesto con perspectiva de género. También se implementaron medidas de asistencia social inéditas, que a la vez buscaron cerrar brechas de género.

El desafío más grande que hay para adelante es alcanzar una recuperación económica sostenible. Y, para ello, es necesario avanzar por dos caminos. El primero implica que las mujeres se sumen a las filas de los sectores estratégicos de la economía, como la industria, las obras públicas y la tecnología. El otro es fortalecer toda la cadena de valor de los cuidados: reconocer estos trabajos, revalorizarlos, otorgarle derechos. Además, se ha de incorporar la dimensión física: la infraestructura de los cuidados, ya que es un vector de multiplicación de oportunidades. De esta manera, se generan puestos de trabajo en la construcción, aumentan y mejoran los empleos relacionados con los cuidados y se favorece la autonomía económica de las mujeres, ya que se les brinda tiempo para trabajar, emprender, estudiar, descansar, cuidar su salud, entre otras posibilidades.

Las mujeres, en Argentina como en el mundo, somos parte esencial del motor de la economía. El desarrollo económico, para que sea justo y sostenible, debe darse con perspectiva feminista. Y esto significa también que las mujeres participen en los espacios de análisis, diseño, gestión y gobierno. Son grandes desafíos a la hora de trazar un porvenir, pero son también fundamentales.

 

Pais: Argentina
ODS: Igualdad de género, Paz, justicia e instituciones sólidas
Área de Políticas: Políticas de igualdad de género
Tipo: Artículo

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