Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, República Dominicana · 17 diciembre, 2020

Entrevista a Alfredo Suárez Mieses, secretario general de la Secretaría de Integración Social Centroamericana

Recíprocamente, de la mano de Massimo Mecheri, técnico local en Centroamérica del área de Políticas Sociales de EUROsociAL+, realizó una entrevista a Alfredo Suárez Mieses, secretario general de la Secretaría de Integración Social Centroamericana, en la que nos cuenta cómo se ha vivido la crisis y cuáles son las perspectivas de futuro en la región de Centroamérica.

Los virus no entienden de fronteras, de modo que los gobiernos han tenido que colaborar para hacer frente a la pandemia en todas partes del mundo, lo cual ha puesto de manifiesto la importancia y los desafíos de los sistemas de integración regional.

La emergencia sanitaria causada por el COVID-19 ha puesto de manifiesto debilidades que en grados diferentes ya estaban presentes en casi todos los países del SICA: débiles sistemas de protección social, alta informalidad laboral, baja inversión en salud, entre otras. ¿Cree usted que la crisis actual ha contribuido a generar una reflexión a nivel regional sobre respuestas estructurales a estas problemáticas y hacia un mayor papel de las políticas públicas para enfrentar estas brechas?

Alfredo Suárez: En primer lugar, hay que tener en cuenta que esta crisis ha puesto en evidencia las brechas sociales que históricamente han caracterizado la región SICAN, comprendida por los siete países de Centro América más la República Dominicana. También hay que tomar en consideración que previamente a la crisis dicha región ya atravesaba un momento de mucha debilidad y vulnerabilidad a nivel macroeconómico. Varios de los países presentaban niveles de deuda preocupantes, lo cual estrechaba mucho el margen de los países para implementar políticas fiscales —se ha estimado que la reducción del PIB promedio para los países del SICA estará en torno al 7,3 u 8% aproximadamente—. A todo esto se suma que, debido a la caída en la actividad económica, los ingresos en las arcas públicas de estos países se han reducido, limitándose así el ya de por sí escaso margen de maniobra de los gobiernos.

Una vez llegada la crisis, los países tuvieron que tomar medidas muy rápidas para dar una contener la epidemia, sobre todo a nivel sanitario. En ese primer momento, países como Costa Rica o la República Dominicana, que cuentan con sistemas de protección social mucho más consolidado que el resto y con una intervención pública más articulada, tuvieron más capacidad de respuesta a corto plazo. De este modo, podemos decir que las políticas sociales ya existentes, planteadas desde una dinámica de planificación territorial, permitieron disminuir los efectos negativos de la crisis de la COVID-19. Po otra parte, los países del SICA anunciaron paquetes de medias fiscales para hacer frente a la emergencia sanitaria y mitigar de algún modo los daños sociales y económicos. Dichas medidas implican un considerable esfuerzo fiscal que, en promedio, la CEPAL cifra en torno al el 3.9% del PIB de América Latina y el Caribe.

Dada la situación, la región ha intensificado el diálogo y reflexión, poniendo de manifiesto que problemáticas como pobreza y desigualdad todavía requieren de grandes esfuerzos y cambios sustantivos en cómo se ha venido haciendo política pública. Además, a raíz de la crisis se ha vuelto más común que se reflexione sobre estrategias de carácter regional para enfrentar situaciones como esta, asumiendo que soluciones planteadas desde una mirada exclusivamente nacional no tendrán resultados favorables a mediano-largo plazo. Y es que la crisis también ha venido a poner de manifiesto la importancia del multilateralismo para combatir crisis como la derivada de la pandemia, así como la necesidad de fortalecer los espacios de integración. Como prueba de ello, se han venido desarrollando debates y una amplia gama de espacios de reflexión conjunta, algunos impulsados desde la sociedad civil y otros desde las mismas instancias de integración. Desde la Secretaría de la Integración Social Centroamericana (SISCA) y con apoyo de EUROsociAL+ y agencias de Naciones Unidas, organizamos una serie de foros web entre los países de la región en los que se buscó reflexionar de manera intersectorial sobre las medidas a tomar para enfrentar la crisis y sobre los esfuerzos que a nivel de país se estaban desarrollando. Este espacio fue a su vez un medio para identificar demandas de los países en materia de apoyos técnicos que podían ser apalancados desde el área social del Sistema de Integración Regional, EUROsociAL+ u otros socios.

¿Cómo avanzar, en el marco del objetivo de la resiliencia, para que la materia social cobre más relevancia, al lado de la económica, dejando atrás su peso residual y su carácter asistencialista?

Alfredo Suárez: El actual contexto ha requerido un replanteamiento de diferentes programas sociales nacionales para atender a las necesidades de grupos vulnerables, tanto en la fase inmediata de la respuesta como en el mediano plazo, para prevenir o mitigar los impactos económicos negativos de la crisis.

En una situación de crisis como la actual, la protección social es un instrumento que permite proteger a la población más pobre y vulnerable, que es la que se enfrenta a la pérdida de medios de vida, baja disponibilidad de ingresos, vulnerabilidad en materia de salud y educación y, no menos importante, una mayor inseguridad alimentaria e  incluso desnutrición. En este sentido, la CEPAL proyecta incrementos del índice de Gini de entre el 1,0% y el 8,0% para los países de nuestra región y estima que el porcentaje de población en situación de pobreza aumentará de media un 4,3% respecto al año 2019.

Las experiencias de los países en lo relativo a la implementación de programas en el marco de los sistemas de protección social evidencian que estos son aspectos clave de la reconstrucción social de los países, dada su contribución a la reducción del riesgo y la vulnerabilidad de tipo social y económico, así como para aliviar la pobreza y privación extremas, con un enfoque de equidad sensible a las diferencias y desigualdades poblacionales. En este sentido, avanzar hacia una política social más integral, y que supere ese carácter asistencialista, pasa por la consolidación de las políticas sociales bajo un sistema de protección social, promoviendo la intersectorialidad dentro de los mismos gobiernos y asegurando un enfoque de ciclo de vida y derechos, y buscando además ese carácter universal de las políticas tomando en consideración las desigualdades de cada país.

¿Cómo surge la iniciativa del Plan de Recuperación, Reconstrucción Social y Resiliencia de Centroamérica y República Dominicana y cuáles son las expectativas de los países con respecto a este Plan?

 Alfredo Suárez: Desde el año pasado, en la SISCA, con el apoyo de EUROSOCIAL+ y la FAO, nos embarcamos en el proceso de formulación de la Política Social Integral Regional, instrumento que responde al mandato del Consejo de la Integración Social Centroamericana (CIS)—y cuenta con el respaldo de los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros del SICA— de formular, mediante un ejercicio participativo, la Política Social Regional del SICA, contando con el apoyo de las autoridades competentes y los socios para el desarrollo.

Desde el punto de vista de la institucionalidad del Sistema de Integración Regional, la PSIR-SICA 2020-2040 complementa y potencia las acciones, programas y proyectos sociales regionales actualmente en marcha, pero sin perder su visión estratégica de mediano y largo plazo ni su integralidad.

Una vez llegada la pandemia, se decidió extender el proceso de formulación de la PSIR, dado que se tuvo que analizar si era pertinente incorporar aspectos nuevos al documento. Y en este contexto, el CIS emitió 2 declaratorias, en las se resalta el alto potencial del proceso de integración social para apoyar a los países a afrontar la pandemia, y, además, instan a la SISCA a que se continúe trabajando con los socios en la formulación de la PSIR revisándola e incorporando elementos derivados de las lecciones que deja la pandemia.

Siendo la política un instrumento de largo plazo, desde el CIS se insta a hacer frente a la emergencia, pidiéndole a la SISCA que con el apoyo del programa de la Unión Europea EUROSOCIAL+, y con el apoyo de agencias de Naciones Unidas, se comience la formulación de un plan regional de recuperación, reconstrucción social y resiliencia de CA y RD. Este plan, que ha de constituir un esfuerdo orientado a contribuir al cumplimiento de los ODS pero también ha de ayudar a los países a dar salidad a la crisis, se ha estructurado en torno a tres ejes de trabajo:

El primero es la protección social, siendo el eje de trabajo que le corresponde al CIS, asesorado no solo por el programa EUROsociAL+, sino también por la FAO, que acompañara cercanamente la elaboración de los proyectos.

El segundo aborda la empleabilidad y empleo como factor importante para la reconstrucción económica y social, siendo acompañado por EUROsociAL+ así como también por la OIT. Desde el ámbito político, vendrá liderado por el consejo de ministros de trabajo.

Finalmente, el tercer eje son los asentamientos urbanos; se desarrollará con asesoría de ONU HÁBITAT y estará liderado por los ministros de vivienda, siempre con acompañamiento de EUROsociAL+.

No es la primera vez que la región tiene que enfrentarse con situaciones catastróficas (guerras, eventos naturales etc.) que requieren la definición e implementación de planes de reconstrucción. ¿Cree que esta podría ser la ocasión para avanzar hacia una mayor integración regional?

Alfredo Suárez: Definitivamente sí; desde la misma coyuntura y dinámica se está evidenciando que se requiere una mayor integración e intersectorialidad.  A nivel general existe un reconocimiento sobre las potencialidades del multilateralismo y los espacios de integración regional para contribuir a potenciar los procesos de recuperación que emprendan los países. Asimismo, hay presión por favorecer la participación de diferentes actores que pueden contribuir a los procesos de integración.

La elaboración del plan de reconstrucción será un ejercicio práctico sobre cómo la integración se aborda desde dos vías: desde lo nacional hacia lo regional, mediante la implementación de políticas sociales nacionales teniendo convergencia a nivel regional; y desde lo regional hacia lo nacional, mediante la implementación de estrategias integracionistas y asegurando la cooperación regional, teniendo incidencia en los esfuerzos nacionales.

A través de dicho plan y con la ayuda de políticas sociales, se espera contribuir a que la integración se convierta en un verdadero instrumento de desarrollo regional; pero no solo eso, sino también que se adopte una nueva visión de la integración, una visión más amplia que contribuya a legitimarla social y políticamente. Además, esfuerzos como estos permiten avanzar hacia la integración social como el eje articulador de desarrollo humano dentro de un proceso integracionista.

Pais: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, República Dominicana
ODS: Reducción de las desigualdades, Paz, justicia e instituciones sólidas, Alianzas para lograr los objetivos
Área de Políticas: Políticas Sociales
Tipo: Entrevista

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