Brasil, Colombia, Región América Latina · Artículo · 18 abril, 2022

¿Por qué invertir en competencias socioemocionales? De componente técnico a eje estratégico de las políticas públicas para la inclusión

Artículo de Paolo Raciti y Paloma Vivaldi Vera, experto/a del CISP (Comitato Internazionale per lo Sviluppo dei Popoli) para EUROsociAL+

La pregunta que abre el artículo surge en el marco de las actividades de asistencia técnica EUROsociAL brindadas en estos últimos dos años a instituciones públicas colombianas y brasileñas que trabajan el tema de las competencias socioemocionales (de ahora en adelante CSE) con población vulnerable.  Las reflexiones que aquí se comparten, generadas en el esfuerzo de responder a dicha pregunta, pretenden  aportar en el debate público sobre el tema, brindando una propuesta de reorientación en la interpretación del rol de las CSE en las políticas públicas.

Existen consolidadas evidencias internacionales que muestran como las CSE sean un factor clave para el éxito de las políticas públicas dirigidas a la inclusión social de la población vulnerable y en general al desarrollo inclusivo y equitativo de la sociedad. En particular, dichas evidencias destacan la relación entre un adecuado desarrollo de las CSE individuales y mejores niveles de aprendizaje; trayectorias académicas, personales y laborales más exitosas; menor riesgo de desempleo. Además, hacen hincapié en como el mismo mercado laboral señale las CSE como componente fundamental para la empleabilidad.

En esta perspectiva, además de muchos artículos específicos en la literatura sobre el tema, en los últimos años han tenido un fuerte impacto los estudios de algunas Organizaciones Internacionales que están al frente de la producción de informaciones y conocimientos a nivel regional: entre otros, se destacan BID (Bassi, Busso, Urzúa, Vargas, 2012), Banco Mundial (Guerra, Modecki, Cunningham, 2014; Cunningham, Acosta, Muller, 2016), OCDE (2015) y CAF (Marchioni, 2016; CAF, 2016).

Estos análisis abordan el tema de la relevancia de las CSE del punto de vista de los efectos que este componente tiene con respecto a los hallazgos relacionados con distintos ámbitos socioeconómicos: la educación, el empleo, la cohesión social, el proceso productivo. Se trata de evidencias contundentes, capaces de orientar las políticas públicas hacia la implementación de acciones dirigidas al fortalecimiento de las CSE, sobre todo en población vulnerable.

Sin embargo, a pesar de la relevancia de estos análisis, cabe resaltar como esta lectura termine con radicarse en argumentaciones que podemos sin duda definir de tipo funcionalista. Lo que se entiende destacar es que desde este punto de vista las CSE no logran adquirir una relevancia en sí, sino en función de la eficacia de un determinado sector: la educación es reconocida como eficaz si los jóvenes logran mejores resultados en el proceso de aprendizaje y dichos resultados se alcanzan con mayor facilitad en presencia de altos niveles de CSE; el sistema laboral es reconocido como eficaz si las personas logran mantener y reforzar su posición laboral y esto se consigue en presencia de altos niveles de CSE; el sistema productivo del siglo XXI con fuerza requiere flexibilidad y adaptabilidad permanente además de capacidad de actuar en organizaciones complejas y matriciales, y por esta razón necesita de altos niveles de CSE; las contradicciones que caracterizan las sociedades latinoamericanas requieren que las personas sepan atravesarlas aprendiendo a manejar conflictos y reaccionando de manera resiliente.

En fin, ¿por qué invertir en CSE? La respuesta funcionalista responde en primera instancia “porque sirven a algo”, no porque tengan un valor en sí mismas.

Creemos que este abordaje funcionalista, aunque consiga sin duda generar un conjunto de argumentaciones empíricamente válidas, todavía no logre producir argumentaciones igualmente válidas del punto de vista epistemológico y coherentes con la finalidad originaria de las políticas públicas: el bienestar de los individuos y de las comunidades.

Dicho de otra manera, si la centralidad de las políticas públicas es la persona, entendida en su globalidad de necesidades, deseos y aspiraciones, antes que la eficacia de los sectores es necesario aclarar qué valor tengan las CSE por sí mismas en el proceso de desarrollo humano en el cual se expresa la vida de los individuos y de las comunidades, siendo esta la finalidad última de las políticas públicas en una sociedad democrática, equitativa e inclusiva.

En esta perspectiva los constructos socioemocionales deben ser reconocidos como ontológicamente pertenecientes a la condición humana en la medida en que garantizan la expresión y la gestión de deseos y aspiraciones en el espacio de las relaciones interhumanas y con el medio ambiente. De otro lado, los mismos constructos son consustancialmente activos en la acción del ser humano que apunta a su desarrollo integral.

En este sentido, la acción de las políticas públicas dirigidas a la ampliación de las opciones efectivas de Desarrollo Humano y la acción del ser humano, individual y colectivamente entendida, que busca su desarrollo integral, encuentran en las CSE un factor determinante para la orientación de las primeras y la expresión de la segunda. Dicho de otra manera: sin CSE no existe desarrollo humano integral; sin atención a la CSE no existen políticas públicas que puedan efectivamente apuntar a ampliar los espacios de libertad según principios de justicia. Sin la presencia de un ser humano capaz de expresar su agencia[1], los espacios de desarrollo y libertad quedarían formales y no sustanciales; de otra parte, la agencia de un ser humano es efectiva sólo en presencia de adecuados niveles de CSE. Así, agencia, CSE, libertades y desarrollo humano integral se vinculan en una relación sistémica que en su globalidad es origen y justificación de las políticas públicas en todas sus expresiones.

Por estas razones no asumimos en primera instancia lo que hemos definido un abordaje funcionalista a las CSE sino, por lo contrario, las consideramos antes que todo como componentes fundamentales en la perspectiva del desarrollo humano integral.

Adicionalmente, es oportuno considerar la vinculación recíproca entre empoderamiento de las personas y desarrollo humano. Como se afirma en el Informe sobre el Desarrollo Humano 2019 (PNUD, 2019) en su tercer mensaje clave,

las desigualdades del desarrollo humano se pueden acumular a lo largo de toda la vida y con frecuencia se agravan debido a profundos desequilibrios de poder (pag. 4).

Estos desequilibrios de poder son consecuencia de las injusticias muy presentes en muchas de nuestras sociedades, por ejemplo en América Latina, y redundan en la calidad de vida de las personas socavando directamente su capacidad de agencia.

Podemos definir la agencia como la libertad de decidir y el poder de actuar y ser efectivo que una persona tiene. Dicho de otra manera, la libertad y el poder de una persona de decidir y actuar sobre la base de lo que valora y tiene motivos para valorar (Crocker y Robeyns, 2009). Quedando en esta conceptualización, es posible diferenciar entre adquisiciones y libertad en el espacio de la agencia y del bienestar, según lo resaltado por Crocker y Robeyns (2009).

Según Crocker por adquisiciones en el espacio de la agencia se entiende la decisión y la acción del individuo basada en lo que el individuo tiene razones para valorar; en cambio por libertad en el espacio de la agencia se entiende la libertad del individuo de decidir y su poder de operar y ser eficaz. Este primer nivel de aplicación del concepto de agencia opera una distinción esencialmente entre dos aspectos.

El primer aspecto, que se pudiera definir en cuanto constitutivo de la dinámica de agencia – o, con otra palabra, pre-condicional – muestra la posesión de la libertad de elegir y la posesión del poder de actuar con eficacia. Al respecto, todavía, es oportuno tener en consideración que el poder de actuar con eficacia es diferente del solo poder de actuar, porque incluye en sí mismo también la posesión de las competencias necesarias para expresar niveles suficientes de eficacia en relación con los objetivos perseguidos: actuar no es automáticamente “actuar de forma eficaz”, entonces se puede poseer el poder de actuar, pero no las competencias necesarias para actuar de forma eficaz.

El segundo aspecto destacado en la definición de Crocker puede definirse de forma operativa en la medida en que revela el acto de la decisión y la acción que se realiza.

Todavía en este espacio operativo de la agencia, junto con las posiciones conciénciales del individuo definidas por la decisión en acto y por la acción eficaz, es oportuno considerar también la orientación a actuar.

Así definido, el grado de agencia del individuo es expresión del efectivo grado de empoderamiento que se tiene sobre la propia vida, en la medida en que entendemos el empoderamiento individual como un proceso a través del cual las personas adquieren competencia sobre sus propias vidas, a fin de cambiar su entorno y mejorar la equidad y la calidad de las mismas (Wallerstein, 2006). Dicho proceso debe poder contar con la activación de componentes subjetivos relativos a la imagen de sí mismo, al conocimiento del propio mundo emocional, a la valoración de la propia experiencia existencial. En esta línea vienen destacándose, por ejemplo, la relevancia de constructos socioemocionales como la autoestima, la regulación de las emociones, la resiliencia, la empatía, entre otros.

Como es evidente, la vinculación del desarrollo humano con el empoderamiento de los individuos en términos de agencia efectiva permite de hacer hincapié en la centralidad que asume el fortalecimiento de las CSE antes de observar y valorar los efectos que las mismas tienen en las distintas políticas sectoriales, pero sí como fundamento de la misma acción de política pública.

En esta perspectiva, antes que ser consideradas como componente técnico internamente a programas sectoriales, las CSE asumen relevancia axiológica y existencial en relación con la posibilidad de expresión de las libertades humanas y del potencial de cada vida humana, y en este sentido relevancia de política pública.

[1] La palabra agencia es la traducción de la palabra inglesa agency. Más adelante en el artículo se explica el significado que asume el concepto en el contexto que se está comentando.

Pais: Brasil, Colombia, Región América Latina
ODS: Igualdad de género, Trabajo decente y crecimiento económico, Reducción de las desigualdades
Área de Políticas: Políticas Sociales
Tipo: Artículo

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