Por Juan Manuel Santomé, director de EUROsociAL+
En este nuevo número de Recíprocamente se ha abordado la cuestión de los nuevos pactos sociales, desde muy diversos puntos de vista: haciendo énfasis en la centralidad de los cuidados y el enfoque de género; en la gobernanza democrática y las condiciones habilitantes necesarias para alcanzar pactos sociales que refuercen la democracia, amplíen los derechos y mejoren la confianza de la ciudadanía en las instituciones públicas; y también señalando la centralidad del empleo y la protección social en dichos nuevos pactos sociales y del análisis de los Consejos Económicos y Sociales (CES) como actores de renovada pertinencia en tanto espacios que favorecen un diálogo multiactor (gobierno, sociedad civil, sector privado, sindicatos, academia etc.) necesario para alcanzar consensos suficientes que puedan desembocar en nuevos pactos sociales que permitan abordar una fase de recuperación post-COVID19 realmente inclusiva y resiliente, que no deje a nadie atrás como muy acertadamente postula la Agenda 2030.
Porque en nuestra opinión de eso se trata principalmente: de avanzar hacia nuevos pactos que permitan reducir la desigualdad y mejorar la cohesión social; que permitan un crecimiento sostenible respetuoso con el medio ambiente; que permitan ensanchar la paz y la confianza y consolidar la democracia… Los datos como sabemos son abrumadores: América Latina sigue siendo a día de hoy la región del planeta con mayor desigualdad; y también es la región del planeta con mayor mortalidad por la pandemia (con solo un 9% de la población mundial, cuenta con cerca de un 30% de la mortalidad global por COVID19). ¿es plausible plantear pues la siguiente correlación: a mayor desigualdad à menor cohesión social à mayor fragilidad de los pactos sociales à menor resiliencia para afrontar por ejemplo una pandemia sanitaria? Posiblemente sí.
Desde EUROsociAL al menos estamos convencidos de que el fortalecimiento de la cohesión social y la reducción de desigualdades sigue siendo, más que nunca si cabe, una de las prioridades globales, particularmente en el caso de América Latina y el Caribe. Por eso, ahora que hay un consenso sobre la necesidad de nuevos pactos sociales [1] para abordar una fase de construcción y recuperación inclusiva y resiliente, creemos que es útil compartir algunas reflexiones no solo sobre el QUÉ (conceptualización de los nuevos pactos sociales -asunto que abordan varios de los artículos de este número de Recíprocamente-) sino sobre el CÓMO. Algunas de las preguntas que surgen naturalmente podrían ser: 1) ¿se puede contribuir desde la cooperación internacional a la construcción y gestación de nuevos pactos sociales? 2) ¿hay experiencias y buenas prácticas concretas de contribuciones a la construcción de nuevos pactos sociales en la cooperación internacional en general y en la cooperación UE/LAC en particular y cuáles serían las lecciones aprendidas?
Algunas respuestas breves: 1) ¿se puede contribuir desde la cooperación internacional a la construcción y gestación de nuevos pactos sociales? sí, la cooperación internacional tiene un papel que jugar importante en la gestación de nuevos pactos sociales por varios motivos: i) en el mundo globalizado actual cualquier pacto social nacional de nuevo cuño necesariamente tendrá que dialogar con la construcción de alianzas y partenariados internacionales, de un “pacto global para la provisión de bienes públicos globales como la seguridad climática, la estabilidad financiera, la paz, la salud universal -véase la presente pandemia-…(la solidaridad regional e internacional es pues clave)”[2]; ii) más que nunca se hace necesario aprender del otro, el intercambio de experiencias, pues ciertamente muchos de los problemas y desafíos actuales son compartidos y estamos todos comprometidos con encontrar soluciones juntos, y la cooperación internacional permite facilitar este aprendizaje mutuo…; iii) en relación a la fase postCOVID19, el “décalage” temporal de la pandemia entre la UE y ALC, y por supuesto al interior de la propia ALC, refuerza la pertinencia del intercambio de estrategias y planes de recuperación, resultando el intercambio de experiencias de especial valor; iv) la pandemia ha revalorizado sin duda lo público, el importante rol del Estado que vuelve a ocupar un lugar central no solo en la fase de recuperación sino en la estrategia de desarrollo a medio y largo plazo; la cooperación internacional provee el ecosistema propicio para justamente favorecer el intercambio de experiencias entre pares, entre servidores/as públicxs a través de la asistencia técnica pública que adquiere una renovada pertinencia e interés; v) la cooperación internacional puede asumir un rol facilitador de un diálogo-país multidimensional, multinivel y multiactor, siendo el diálogo condición sine-qua-non para alcanzar cualquier pacto…; vi) la cooperación internacional para el desarrollo puede jugar un papel clave para hacer avanzar la coherencia de políticas, alineando los acuerdos internacionales comerciales con la Agenda 2030 -optimizando el pilar social y de cooperación de dichos acuerdos-, etc.
Y 2) ¿hay experiencias y buenas prácticas concretas de contribuciones a la construcción de nuevos pactos sociales en la cooperación internacional en general y en la cooperación UE/LAC en particular y cuáles serían las lecciones aprendidas?: sí, hay experiencias que creemos valiosas en la cooperación de contribución a sentar las bases de futuros nuevos pactos sociales, a fortalecer mecanismos de coordinación intersectoriales, espacios de diálogo multidimensionales, multinivel y multiactor, a apoyar reformas de políticas públicas que reduzcan desigualdades y mejoren la cohesión social. Y bueno, lo han adivinado: nos referimos a EUROsociAL sí, como un ejemplo posible que, digamos, tenemos muy a mano y viene al caso que nos ocupa. Nos atrevemos pues a lanzar la hipótesis de que programas como EUROsociAL han contribuido a sentar las bases para la gestación de nuevos pactos (algunos potenciales y otros de facto) y sobre todo que han probado que es útil (y posible) adoptar una mirada inductiva para nutrir el debate en torno a los nuevos pactos sociales. Con mirada inductiva queremos decir que es posible extraer algunos aprendizajes para iluminar la gestación de nuevos pactos sociales desde la práctica, desde lo concreto, desde un entorno tan acotado como el ámbito de acción que le es propio a un programa regional de la UE de cooperación con ALC. Desde la “trinchera” del acompañamiento a múltiples reformas de políticas públicas para mejorar la cohesión social durante más de 15 años se han podido extraer algunos aprendizajes que pueden resultar pues de utilidad en estos momentos. Extraer lecciones desde lo particular para iluminar lo global.
Por limitación de espacio nos vemos obligados a sintetizar algunos de estos aprendizajes en una suerte de “mapa” que exponemos a continuación:
Una breve explicación (posiblemente muy necesaria) para orientar su lectura:
(a) Alcance del mapa para facilitar gestación de nuevos pactos sociales: el “mapa” anterior tiene vocación ordenadora de los diferentes niveles y categorías de análisis con el objetivo de servir de “brújula orientadora” en el proceso de construcción de pactos sociales que respondan a los desafíos civilizatorios actuales; y parte de un postulado, de un consenso global: la necesidad de un New Deal, de un gran pacto global por una recuperación inclusiva y resiliente (lo cual implica un compromiso por la movilización de recursos financieros y del conocimiento abundante existente, por las alianzas para el desarrollo en línea con la apuesta de INTPA y lo que postula el ODS17 y por no dejar a nadie atrás como lema inspirador de la Agenda2030)
(b) Componentes esenciales de los nuevos pactos sociales [3]: hemos aprendido que todo pacto social tendría que abordar 5 componentes al menos (recuadro a la derecha del mapa) para que sea robusto y con impacto: componente 1º à apostar por una gobernanza democrática, el acceso a la justicia y el buen gobierno como condiciones habilitadoras de todo pacto social -solo de esta forma es posible restaurar la confianza de la ciudadanía en las instituciones-; componente 2º à Fortalecimiento de la Protección social y del acceso a servicios públicos de calidad; componente 3º à el necesario pacto fiscal, como piedra angular para facilitar la necesaria redistribución de la riqueza y por consiguiente aumentar el espacio fiscal lo que incluye eliminar la institucionalización de la cultura del privilegio (CEPAL 2020), eliminar la evasión fiscal (que asciende a 325.000 MUS$!!! -6,1% del PIB regional en ALC), aumentar los ingresos tributarios; componente 4ºà Estrategia regional industrial (componente de reforma del modelo productivo apostando por la diversificación, la integración regional económica, las cadenas de valor, saliendo del modelo agroexportador fuertemente dependiente del precio global de las commodities, etc.); componente 5º à pacto por el empleo decente ante un escenario de creciente automatización y reducción de la informalidad.
(c) Centralidad de los Planes Nacionales de Desarrollo: hemos aprendido que los componentes anteriores que son necesarios para avanzar hacia un nuevo pacto social deben cristalizar en los Planes Nacionales de Desarrollo (PND) como herramienta central rectora de los esfuerzos-país hacia un desarrollo sostenible, democrático e inclusivo;
(d) Apuesta por el Diálogo de políticas; hemos comprobado que la apuesta por el diálogo de políticas es el camino para lograr PND que contengan vectores generadores de condiciones para nuevos pactos sociales; y que la cooperación internacional -en nuestro caso a través de EUROsociAL- puede efectivamente cumplir el mencionado rol facilitador para desplegar un diálogo multidimensional, multinivel y multiactor;
(e) Cohesión social como indicador óptimo de la calidad de los pactos sociales: creemos firmemente asimismo que el grado de cohesión social de una sociedad/país es un indicador pertinente para “medir” la calidad de los pactos sociales vigentes y la eficacia de los nuevos pactos emergentes. Cohesión social basada en el enfoque derechos y expresada en su doble acepción: objetiva (reducción de brechas de desigualdad) y subjetiva (sentido de pertenencia, grado de confianza entre ciudadanos/as y en las instituciones).
(f) Las dimensiones regionales e internacionales de los pactos sociales: hemos aprendido que todo avance de un país hacia un nuevo pacto social no puede quedar “encapsulado” en lo nacional, sino que debe “dialogar” con una serie de dimensiones internacionales y globales que en nuestro mapa hemos situado en la pirámide invertida azulada hacia “arriba” de los nuevos pactos sociales (corazón del mapa). i) Como programa de cooperación regional de la UE con ALC hemos constatado la importancia de la dimensión regional, de la relevancia de los marcos y consensos regionales multipaís, de las redes temáticas -cuántas veces estos consensos regionales han permitido luego declinar en reformas nacionales de políticas públicas!!, cuánto han contribuido estas redes y marcos comunes a avanzar hacia una mayor integración regional!!, cuántas veces los acuerdos marco regionales han permitido “blindar” grandes avances para la cohesión social de la normal rotación de gobiernos!! ii) hemos comprobado una y otra vez también la correlación directa entre los PND, pactos sociales y la pertinencia de las alianzas internacionales anti-elusión (a paraísos fiscales por todos conocidos) o la importancia crucial de la alianza internacional por el alivio de la deuda externa a países en desarrollo y el acuerdo global en favor de la financiación del desarrollo…(aspectos todos que exceden la soberanía nacional de cualquier país pero estructurantes para hacer viable cualquier pacto social con vocación de cambio democrático e inclusivo); iii) y por encima de todo, situamos la Agenda 2030, esa agenda civilizatoria que nos anima al cumplimiento de 17 ODS y que nos compromete a todxs con un desarrollo sostenible y que no deje a nadie atrás; puede cualquier pacto social emergente obviar esta agenda?; ciertamente hemos aprendido que hay un enorme reto en vincular las agendas nacionales con las agendas regionales y globales y que los organismos internacionales, y la apuesta por el multilateralismo es el único camino para hacerlo con la coherencia necesaria.
(g) Las dimensiones territoriales y participativas de los pactos sociales: hemos comprobado una y otra vez que no es posible contribuir a la mejora de la cohesión social únicamente desde políticas públicas top-down (desde el gobierno central) sino que es necesario desplegar reformas de políticas desde los territorios (bottom-up). Por esta razón, la gestación de nuevos pactos sociales debe incorporar una dimensión multinivel y por tanto territorial, así como una apuesta decidida por la participación ciudadana (en nuestro mapa, estos niveles y categorías se presentan en la pirámide “descendente” anaranjada). Ligamos pues de forma clara, participación ciudadana a territorio, lo que significa poner en valor también una apuesta por el enfoque multiactor lo que incluye a gobiernos locales, sociedad civil, etc.
(h) Las dimensiones transversales claves para nuevos pactos sociales robustos e inclusivos: por último, hemos comprobado una y otra vez que no es posible contribuir a una mejora de la cohesión social (y, por ende, a la gestación de pactos sociales de calidad) si no se adopta un enfoque multidimensional decidido. EUROsociAL mismo está diseñado situando la multidimensionalidad en su centro, articulando integralmente sus áreas de gobernanza democrática, género y políticas sociales, facilitando para ello los diálogos multidimensionales de políticas públicas a través de las mencionadas Mesas de Diálogo País. Pero es necesario, para completar el mapa de claves y dimensiones a tener en cuenta para facilitar la emergencia de nuevos pactos sociales, incluir una serie de vectores transversales que deben incorporarse (los situamos a la izquierda en flechas verticales): i) Enfoque de Derechos: apuesta clave para que los nuevos pactos sociales sean inclusivos, robustos y coherentes; el enfoque basado en derechos humanos, como es bien sabido, es un marco conceptual y de acción para el desarrollo humano que está basado en las normas y principios del derecho internacional de los derechos humanos y está orientado a su promoción y la protección; bajo este enfoque, los planes, las políticas y los procesos de desarrollo están construidos en un sistema de derechos y de sus correspondientes deberes establecidos en el derecho internacional; ii) Enfoque de Género: es esencial situar el enfoque de género en el centro de la construcción de nuevos pactos sociales para ser inclusivos del 50% de la población y por su efecto multiplicador como generador de cohesión social, reducción de desigualdades, fortalecimiento de la democracia y de la participación ciudadana, construcción de estado de bienestar y sistemas de protección social con una lógica de cuidados, etc; iii) Transición Justa/Medioambiente: la agenda verde que apuesta por una descarbonización progresiva y un cambio de modelo productivo, de consumo y energético es clave como horizonte civilizatorio; desde nuestro ámbito de acción abogamos principalmente por que esa transición de modelo sea justa, se lleve a cabo evitando que nadie se quede atrás, bajo criterios de inclusividad y equidad; iv) Agenda digital: igualmente velar por un despliegue de la agenda digital que vele por la reducción de brecha digital, por la accesibilidad a las TIC (según datos de CEPAL a la fecha más de 40 millones de hogares carecen de conectividad en la región); v) Ciudadanía Global: reforzando así la apuesta por la construcción de nuevos pactos sociales que sitúen en el centro a las personas y que operen como dispositivos que garanticen la participación de una ciudadanía activa; participación como apuesta para la resolución de conflictos comunes; vi) Integración Regional: desde EUROsociAL como parte del esfuerzo de la cooperación regional de la UE con ALC sin duda se contribuye, siquiera humildemente al proceso de integración regional, tejiendo redes, partenariados institucionales, facilitando consensos a nivel regional…; pero claramente es más que nunca pertinente una apuesta política en favor de la integración regional como vector clave para arropar los nuevos pactos sociales (superando así las limitaciones nacionales, uniendo fuerzas para una recuperación postCOVID19 resiliente, mejorando posiciones negociadoras en la arena global en cuanto acceso a financiación del desarrollo o alivio de la deuda, etc)
En algún lugar alguien escribió con acierto «NO HAY MAPA DEL TESORO, EL TESORO ES EL MAPA”. Y en estos tiempos inciertos que vivimos justamente necesitamos de brújulas, mapas, que nos orienten en el camino. No aceptemos atajos ni simplificaciones. Asumamos la complejidad de la tarea que tenemos por delante, porque es posible llevarla a cabo. Y sobre todo porque es necesario hacerlo.
[1] Como prueba de este consenso mencionar que el LEO 2021 elaborado por OECD (Centro de Desarrollo) junto a CEPAL e INTPA, y que constituye uno de los documentos de referencia sobre el contexto y los desafíos de América Latina y Caribe, se centra en los nuevos pactos sociales justamente como vía para una recuperación inclusiva.
[2] CEPAL -2020
[3] El LEO-2021 propone en su capítulo 4, tres componentes o building blocks constituyentes de todo nuevo pacto social: 1º pacto fiscal, 2º protección social y servicios públicos y 3º la estrategia industrial regional. Nosotros recogemos aquí estos componentes por ser efectivamente esenciales y añadimos y proponemos en el mismo nivel de importancia dos más: el pacto por el empleo y el trabajo decente y el pacto por el buen gobierno, la transparencia y el acceso a la justicia (siendo este último – el pacto por una gobernanza democrática y por el derecho a tener derechos- considerado aquí como condiciones habilitantes para avanzar en el desarrollo de cualquier nuevo pacto social. En el LEO2021 se aborda la gobernanza como un principio transversal a tener en cuenta en la conceptualización de los nuevos pactos sociales.