Recíprocamente ha dialogado con José A. Zaglul y Gustavo Béliz, presidentes de dos Consejos Económicos y Sociales de reciente creación en Costa Rica y en Argentina, para recoger sus puntos de vista en torno al posible rol que han de jugar estos órganos de dialogo y de consenso a la hora de fomentar el diálogo social y fortalecer la democracia.
Entrevista por Francesca Capparucci, técnica de proyecto y Virginia Tedeschi, técnica local Cono Sur del Área Políticas Sociales del Programa EUROsociAL+
José A. Zaglul fue presidente de la Universidad EARTH desde sus inicios en 1989 hasta su jubilación en 2016. Es también exjefe del Departamento de Producción Animal del Centro de Investigación y Capacitación Agrícola Tropical y profesor y vicerrector de investigación en el Instituto Tecnológico de Costa Rica. Ha sido nominado tres veces al Premio Nobel de la Paz.
Gustavo Béliz es el secretario de Asuntos Estratégicos de Presidencia de la República Argentina. Fue director del Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL) en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Fue dos veces ministro en el Gabinete Nacional (Interior y Justicia, Seguridad y Derechos Humanos) y dos veces secretario de la Presidencia de la Nación (de Gestión Pública y de Asuntos Estratégicos) en tres gobiernos nacionales diferentes.
En su país, ¿cuál puede ser el rol del Consejo Económico Social para el diálogo social, es decir, para avanzar hacia un nuevo pacto social?
Zaglul: El Consejo Consultivo Económico y Social de Costa Rica cuenta con una amplia representación de los más diversos sectores de la población. Esto genera una oportunidad de discusión, negociación y creación de consenso entre un gran número de actores —entre trabajadores, empleadores, academia y sociedad civil—. Al mismo tiempo, plantea el gran reto de hacer que todos y todas los y las representados/as se sientan satisfechos con los resultados del proceso de diálogo y negociación. Este reto se ha abordado a la hora de definir la misión y el propósito estratégico del CCES de Costa Rica, cuya prioridad es el bienestar y el desarrollo de nuestra sociedad. No se puede imponer el beneficio de un sector sobre el bienestar del país. A través de un diálogo constructivo creo que podrán lograrse nuestros objetivos de paz y de prosperidad para todos y todas.
Béliz: Uno de los objetivos fundamentales que tiene el CES es colaborar en la construcción de la cultura del encuentro. Esto es lo que hemos propuesto desde su creación, y lo llevamos adelante a partir de una convocatoria amplia y diversa, con participación del mundo empresario, de las trabajadoras y los trabajadores organizados, de los movimientos sociales, del sistema científico-tecnológico y de las universidades. El Consejo trabaja con responsabilidad, más allá de pujas de poder coyunturales, en la elaboración conjunta de planes de acción que conduzcan al diseño de políticas de Estado. Debemos avanzar en un nuevo pacto social que comprenda la idea de que nadie tiene una receta mágica ni automática para superar los problemas estructurales en la Argentina. Debemos alcanzar diagnósticos comunes, escuchar voces distintas y lograr síntesis que signifiquen pasos concretos de acciones, propuestas, experiencias movilizadoras, rumbos de mediano y largo plazo compartidos. Nos unen en este Consejo miradas muy distintas, procedencias y posicionamientos heterogéneos, y en esa diversidad está la riqueza de este espacio.
¿Cuáles son las reformas estratégicas en las cuáles el gobierno y/o la asamblea legislativa quisiera involucrar al Consejo Económico y Social para una definición participativa de dicha reforma?
Zaglul: En este momento, una ambición común al ejecutivo y a los consejeros y consejeras tiene que ver con la conversión del actual decreto presidencial que crea el Consejo en una ley de la República que perdure a través del tiempo y se convierta en un puente entre el ejecutivo, la asamblea legislativa y las fuerzas vivas del país representadas en el CCES. Está claro que las decisiones del CCES son de carácter consultivo y no vinculante para el ejecutivo, pero sí tienen un gran valor y potencial de incidencia, en aras del fortalecimiento de la democracia y de la paz social. En este marco, durante los meses de abril a junio 2021, se llevaron a cabo encuentros con los diferentes sectores y poblaciones que integran el CCES, y entre los temas convergentes de interés destacan pobreza, empleo y educación —particularmente relevantes en el escenario costarricense postpandemia—. Resaltó la necesidad compartida de una reactivación económica basada en políticas públicas orientadas a la estabilidad fiscal, la atracción de inversión, el empleo local y el crecimiento económico.
Béliz: El Consejo se ha involucrado en debates cruciales para el desarrollo de la Argentina. Avanzamos en la discusión de una nueva matriz energética para el país (Estrategia Nacional de Hidrógeno 2030). Convocamos a un amplio debate sobre el futuro del trabajo, que generó 50 propuestas. Impulsamos la adhesión de la Argentina al Pacto por la Información y la Democracia y acordamos una declaración conjunta para apoyar cambios en la arquitectura financiera internacional, en línea con propuestas globales para canalizar los Derechos Especiales de Giro (DEG) de países desarrollados a países de ingreso medio y bajo. Se llamó a un concurso nacional para apoyar experiencias piloto que posibiliten el arraigo en el interior de la Argentina. En materia de innovación democrática, estamos relanzando el programa de administradores gubernamentales, creando un observatorio de obra pública para asegurar su transparencia e impulsando el diseño de un nuevo código de ética para la función judicial.
En Costa Rica, como se subrayó, la amplia representatividad de sectores e intereses dentro del Consejo plantea un reto. ¿Cómo conciliar esta pluralidad de sectores e intereses representados con la efectividad del trabajo del CES?
Zaglul: La amplia y diversificada representación de sectores de la población en el CCES de Costa Rica, junto con ser un reto, representa la mejor oportunidad para resolver y mediar entre las diferencias, a través del diálogo y de la negociación. Imprescindible punto de departida es entender que en la diversidad está la riqueza y el avance de una sociedad. Los distintos puntos de vista, si se analizan con respeto y con la capacidad de escuchar, enriquecen nuestras oportunidades de progresar. Elemento clave del éxito, para llegar a acuerdos comunes, son valores esenciales del ser humano como el respeto, la ética, la integridad, la honestidad y la paciencia; a través de ellos, será posible mostrar respeto del uno por el otro, mente abierta y humildad para aceptar otros puntos de vista, así como disposición para sacrificar parte de los intereses personales en favor del beneficio general. Paralelamente, también será esencial que el CCES se dote de un reglamento que haga posible y fluida la conciliación entre los diferentes intereses. A esto nos dedicaremos en las próximas semanas.
A través de EUROsociAL+ se evidenció cómo están estructurados y cómo funcionan algunos Consejos Económicos y Sociales europeos. ¿Cuáles son las lecciones aprendidas que cree que podrían o tendrían que deducirse de la experiencia europea, en función del proceso en curso en Argentina?
Béliz: Tenemos muchísimo que aprender de la experiencia europea en esta materia, porque Europa tiene una tradición muy vasta en relación a este tipo de cuerpos colegiados que promueven acuerdos y consensos. Estas experiencias permiten dar cuenta de que la creación y formalización de este tipo de organismos sirve para institucionalizar el diálogo, establecer prioridades y trazar horizontes comunes en la diversidad. De esta manera, los consejos se convierten en espacios predilectos para el diálogo público-privado, la concertación de políticas públicas y el debate entre actores diversos de la sociedad. Más allá de las características de cada consejo en particular, de las facultades vinculantes o declarativas, me parece importante destacar el espíritu que llevó a la Europa de posguerra a promover espacios de cohesión social entre los escombros, la muerte y el horror. La principal tarea por delante de todo consejo es trabajar para la cohesión social y asegurar el bienestar, acercando posiciones y evitando la polarización nociva. Ese horizonte, presente en la génesis de los consejos europeos, mantiene su vigencia y nuestro país debe incorporarlo para consolidar la Argentina querida. Como dice el Papa Francisco, un nuevo y mejor recomenzar de la humanidad, en el mundo postpandemia, es posible. Para hacerlo, debemos trabajar en conjunto y con premura. El Consejo es un paso en esa dirección.