El hostigamiento sexual es una de las expresiones más usuales del abuso de poder en las relaciones laborales. La erradicación de este tipo de violencia hacia las mujeres implica un abordaje integral. La Defensoría del Policía de Perú encamina su estrategia con el apoyo de EUROsociAL+.
Foto: Eduardo García
Una quinta parte de las mujeres policías oficiales de armas reconoce haber atestiguado hechos de hostigamiento sexual en contra de alguna de sus compañeras, donde una de cada cuatro -25% del total- admite haber sido víctima de hostigamiento sexual. Estos son datos que indican la dimensión y prevalencia que el fenómeno tiene al interior de la Policía Nacional de Perú (PNP).
La Primera Encuesta de Oficiales de Armas Femeninas, realizada en 2018 por la Defensoría del Policía, buscó entender los desafíos personales, laborales y profesionales que las mujeres policías enfrentan en el desempeño de sus funciones y cargos. Entre ellas, su perfil, relaciones interpersonales y disposición al servicio, expectativas de ascenso y dificultades de desempeño profesional. Se incluyó, además, un apartado específico sobre hostigamiento sexual, el cual permitió visibilizar la alta probabilidad que tienen las mujeres de sufrir conductas que atentan contra su integridad física y emocional; incluso de dañar su desempeño y estabilidad laboral.
Al igual que sucede en otras instituciones, el hostigamiento sexual al interior de la PNP surge en el marco de la desigualdad y discriminación hacia la mujer, pese a que formalmente las mujeres policías gozan de los mismos derechos y oportunidades que sus compañeros hombres.
Estos son procesos de discriminación basados en prejuicios que se derivan del modelo de masculinidad hegemónica, los cuales impiden a las mujeres su ascenso, posibilidad de mejora y desarrollo dentro de la policía; y del mismo modo propician, al interior de la policía, el ejercicio de violencias de género hacia las mujeres y otras minorías; como lo es el hostigamiento sexual.
El hostigamiento sexual constituye un tipo de violencia sexual con múltiples y diferentes dimensiones que ocurre bajo una relación de autoridad o dependencia, jerarquía o situación ventajosa. Es una forma de violencia que se encuentra socialmente normalizada y tolerada, de difícil reconocimiento dado el carácter sutil o encubierto de las conductas que lo identifican -promesas, amenazas, insinuaciones, proposiciones, acercamientos corporales, tratos ofensivos y hostiles, entre otras formas-.
Es, también, expresión de la existencia de ambientes intimidatorios, hostiles y degradantes, en los que la violencia de género y contra la mujer: se conjuga con dinámicas laborales jerárquicas, sexistas y discriminatorias que transfigura en diferencias: salariales, desigualdad en la distribución de tareas, ocupaciones y puestos diferenciados, y temporalidad del trabajo; todo ello además de abusos de poder que dan cabida a conductas arbitrarias, controladoras y opresivas que además de sexistas, suelen ser también homófobas y racistas.
Tal como señala la Defensoría del Policía, la ausencia de denuncias sobre hostigamiento sexual, no significa que el fenómeno no exista dentro de la PNP, pues se trata de un problema del que poco se quiere hablar y el cual continúa invisibilizado. Esto da pie, como hasta ahora ha sido, a la conformación de un cuerpo policial que en proporción, cada vez mayor, incluye en sus filas personal con cuerpo y rostro de mujer, pero muchas veces masculinizado en sus comportamientos. Participando -sin ser ellas mismas conscientes-, de las reglas no escritas: juegos, usos, costumbres, prácticas y relaciones que al interior de la policía, dan pie al hostigamiento sexual, las cuales normalizan y justifican.
Es cierto que la PNP ha incorporado políticas en contra del hostigamiento sexual orientadas principalmente, a generar mecanismos para que las mujeres denuncien y por tanto, el acosador sea denunciado, investigado y en su caso sancionado. También, en instituciones que por siglos han sido reservadas fundamentalmente a la participación masculina, como es el caso de las policías, la política tiene que ser más profunda, debe proponerse desmontar los prejuicios y estereotipos que generan discriminación y desigualdad en su interior, y que den pie a prácticas y conductas de hostigamiento en su seno. Se requiere promover cambios de fondo que den cabida a una Nueva Cultura Institucional.
Para ello, es necesario asumir la problemática desde una perspectiva integral con enfoque de derechos humanos y de género, donde se propicie un cambio de consciencias y conductas que haga posible la implementación de medidas para prevenir, atender y erradicar el fenómeno del hostigamiento sexual como expresión de la violencia en la corporación. Cualquier abordaje que no contemple a las violencias como un conjunto del cual forma parte el hostigamiento sexual y el necesario proceso de transformación cultural de toda la PNP en todos sus ámbitos, rangos y esferas de acción, tendrá resultados indefectiblemente limitados.
La transformación que se requiere debe proponerse desmontar el conjunto de prácticas, pensamientos, relaciones públicas y políticas, corporalidad y formas de ejercer poder de la cultura social e institucional que determina el “deber ser”, o la manera en que el policía varón debe comportarse para ser reconocido como hombre y para sentirse respetado en su autoridad y posición de agente del orden público, sobre todo en un contexto en que la presencia y participación de la mujer crece al interior de los cuerpos policiales.
Desde esta perspectiva, resulta importante crear una nueva cultura institucional que permita desmantelar los soportes de la masculinidad hegemónica o tradicional presentes en las policías, para ello es necesario combatir cuatro preconcepciones fundamentales:
- La idea de la superioridad “natural” de los varones frente a las mujeres que da cabida a relaciones diferenciadas y jerarquizadas en cuanto a las libertades, exigencias y privilegios a que tienen acceso hombres y mujeres policías.
- Los “supuestos” atributos particulares que le otorgan a los varones un valor superior sobre las mujeres. Se cree que el hombre a diferencia de la mujer es capaz, racional, con una naturaleza de dominación, voz de mando y liderazgo natural.
- La creencia de que las otredades o lo diferente contraviene de fondo la esencia de ser policía y su quehacer, y que además subordina, margina y excluye todo aquello que no se reconozca socialmente como hombre, o dentro de las características aceptadas como masculinas.
- La heterosexualidad como única orientación/preferencia sexual válida. No solo es la heterosexualidad, sino la forma en que se ejerce la discriminación de otras preferencias sexuales, el ejercicio de la homofobia desde el discurso y la práctica.
La arquitectura o andamiaje que requieren las fuerzas policiales para cumplir con sus funciones en el mundo actual, debe cimentarse en un proceso de transformación colectiva que permita garantizar que en la PNP, sus espacios orgánicos, sus relaciones internas y su interacción con la ciudadanía, estén libres de violencias en su dinámica organizacional y del exceso de violencia en el ejercicio de sus funciones. Dicho proceso debe dar cabida a una Nueva Cultura Institucional que tenga como valores la empatía, la comprensión, la solidaridad y la inclusión de las diversidades.
Para ello, es necesario llevar a cabo un proceso de sensibilización que contenga: a) estrategias de comunicación interna orientadas a la difusión de los valores en los que se debe basar la nueva cultura institucional; y b) un programa de formación y capacitación continua en género, masculinidades, derechos de la mujer, violencia y hostigamiento sexual hacia las mujeres.
De manera especial, se deberá dar pie a un Nuevo Acuerdo Institucional basado en un Código de Ética y Conducta, el cual defina con precisión derechos y deberes, establezca estándares, principios y reglas de comportamiento; a los que deberá sujetarse el comportamiento del personal policial. Dicho Código deberá ser asumido por toda la corporación, el cual deberá ser suscrito en todos los espacios, por todas las jerarquías e individualmente, es decir, establecer un compromiso personal con la renovación cultural de la corporación.
Dicha renovación debe acompañarse de una nueva estructura organizacional que incluya la creación de una Comisión de Ética y Conducta que realice funciones de escucha confidencial, de recepción de quejas, de orientación y acompañamiento de víctimas en los procesos formales de gestión de una denuncia de conformidad con los lineamientos del protocolo correspondiente, y de un Protocolo para la prevención, investigación y sanción del hostigamiento sexual que sea pro persona, y garantice la “máxima protección”, así como los derechos de las víctimas. Finalmente, debe establecerse un mecanismo de seguimiento y monitoreo para conocer la dinámica del fenómeno y en función de ello, diseñar y ejecutar una política institucional tendiente a erradicar el hostigamiento sexual de la PNP.
Buenas prácticas para prevenir el hostigamiento sexual en las fuerzas policiales
Abordar las causas estructurales de la desigualdad de género es una prioridad en los marcos jurídicos internacionales. La igualdad de género responde tanto a una obligación legal internacional, como a la necesidad de alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible. Erradicar la violencia hacia las mujeres en el espacio de trabajo es un paso clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible acordados a nivel internacional, en particular el ODS 5, relacionado a lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. Por otro lado, dentro del Plan de Acción para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres en la Acción Exterior 2021-2025 (GAP III), la Unión Europea plantea el objetivo de acompañar y fortalecer los avances en el empoderamiento de las mujeres y las niñas a nivel internacional. El GAP III apoya firmemente el acceso a la justicia y a la información mediante el fomento y el fortalecimiento de políticas públicas y programas por una gobernanza equitativa.
En ese sentido, con el objetivo de construir una perspectiva birregional en la temática, que enriquezca la construcción de marcos normativos y su implementación práctica, el apoyo técnico otorgado a la Defensoría del Policía desde el área de Políticas de Igualdad de Género de EUROsociAL+ contó con la organización de un intercambio birregional de buenas prácticas en la implementación de políticas y mecanismos orientados a reducir y eliminar las expresiones de discriminación y violencia basada en género dentro de las fuerzas policiales y cuerpos de seguridad, en particular el hostigamiento sexual. Ver video completo aquí
Los países que participaron en el encuentro fueron: Colombia, Ecuador, Cataluña-España, Argentina y, por supuesto, Perú. Entre las buenas practicas que fueron compartidas, se subrayaron las siguientes:
- Programas focalizados para la deconstrucción de los estereotipos de género y promoción de nuevas masculinidades: Stella Baracaldo Méndez, asesora externa para los procesos de cualificación educativos de los actores de la Secretaria de Seguridad, Convivencia y Justicia de la Alcaldía Mayor de Bogotá en Colombia, llamó la atención sobre la necesidad de trabajar de manera más amplia en el enraizamiento cultural de las relaciones entre los hombres y las mujeres.
En ese sentido, remarcó las acciones para fomentar nuevas masculinidades, como el programa colombiano “Paternar” que promueve el desarrollo de una crianza responsable y compartida entre el personal policial. - Jerarquización estructural de las políticas: Carolina Justo von Lurzer, antigua Directora Nacional de Políticas de Género del Ministerio de Seguridad de la Nación de Argentina, señaló el avance que significó la creación de una Subsecretaria de Bienestar y Género, con una Dirección Nacional de Políticas de Género al interior a cargo de tres coordinaciones: Protección de Derechos, Inclusión y Equidad, Enlace Institucional y Formación. Esto se basó en la necesidad de incorporar una perspectiva integral sobre la equidad de género en las fuerzas policiales y de reforzar estos dispositivos a nivel territorial.
- Protocolos específicos para la prevención, detección, actuación y resolución de situaciones de acoso: Anna Almécija Casannova, criminóloga y jurista, Agente de Igualdad y experta en incorporación de la perspectiva de género en la seguridad de Cataluña, España, subrayó la importancia de la redacción de protocolos específicos como el que se realizó en el 2020 en Cataluña. El mismo recorre la estrategia afinada para la eliminación de las situaciones de acoso.
- Incorporación de perspectiva de género en las planificaciones anuales de capacitación: Katherine Herrera Aguilar, Politóloga e internacionalista miembro de la Red de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa, Capítulo Ecuador, enfatizó la necesidad de tener planificaciones anuales de capacitación adecuadas que garanticen un acceso igualitario a puestos de mayor responsabilidad. Estas planificaciones aportan a desvincular a las mujeres y hombres de tareas basadas en visiones biologicistas.
- Sistemas de seguimiento y monitoreo: Tanto el Viceministro del Interior, el Sr. Pedro Ángel Vilca, como la Directora General de la Defensoría del Policía, la Sra. Fabiola Baca Moreno, hicieron referencia a la Comisión Sectorial para dar seguimiento y monitoreo del hostigamiento sexual en la PNP que tendráprincipalmente cinco funciones: el seguimiento de denuncias, investigaciones y sanciones por hostigamiento sexual en los órganos policiales, la supervisión de las medidas de protección, la atención médica y psicológica a las víctimas de hostigamiento sexual, la emisión de informes y la elaboración de propuestas para la toma de decisiones.
- Creación de redes regionales y birregionales para lograr la igualdad de género: Vincent Ringenberg, Jefe de Sección Política de la Delegación de la Unión Europea en Perú, y Ana Pérez Camporéale, Coordinadora del Área de Genero del Programa EUROsociAL+, hicieron hincapié en la necesidad de fortalecer espacios de intercambio que permitan el aprendizaje mutuo de prácticas innovadoras.
Finalmente, Patricia Gómez, Vicedirectora del Posgrado de Actualización en Género y Derecho de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, cerró el encuentro agregando una perspectiva regional. La experta remarcó la importancia de comprender la amplitud que requiere llevar adelante una política de género integral, que no solo incluya a mujeres, sino también a otras poblaciones en situaciones de vulnerabilidad y a los hombres. -Trabajar con las construcciones culturales es esencial, dentro de las cuales no se pueden excluir las concepciones de la maternidad y el consumo de cuerpos erotizados por parte de colegas policiales-. Tal como señalaron varios de los países participantes, existe un subregistro de la violencia dentro de las fuerzas (y su consecuente falta de acompañamiento) que limita la comprensión afinada de la violencia.
La erradicación de la violencia hacia las mujeres implica un abordaje integral, interinstitucional, en el cual las fuerzas policiales cumplen un rol esencial, por su cercanía a la sociedad y su rol en garantizar la seguridad de las y los ciudadanas/os. En donde promover espacios que permitan la reflexión colectiva, fortalece las políticas públicas y su implementación.
El acompañamiento de EUROsociAL+ finalizó el 2 de mayo, el Día de la Mujer Policía en Perú, en el cual se eligió homenajear a las mujeres del cuerpo policial a través de un video. Ver aquí.
Artículo realizado por Sofia G. Chiraux, encargada de proyectos del área de políticas de igualdad de género del Programa EUROsociAL+