Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, República Dominicana · Artículo · 6 agosto, 2020

Migración y empleo frente al covid-19: insumos y propuestas para un plan de recuperación, reconstrucción social y resiliencia de la región centroamericana

Por Massimo Meccheri, técnico local para América Central del área de Políticas Sociales en IILA del Programa de la Unión Europea EUROsociAL+

La cuestión migratoria, que hace sólo unos meses estaba en el centro de la agenda política de la mayoría de los países del mundo, durante esta emergencia sanitaria parece haber desaparecido del debate público; sin embargo, los problemas que tienen que ver con ella siguen siendo relevantes y tal vez aún más relevantes como consecuencia de la emergencia sanitaria (y económica) que, directa o indirectamente, ha tenido y tendrá un fuerte impacto sobre los fenómenos migratorios.

Los países del SICA, que antes de la pandemia estaban por aprobar el  Plan de Acción para la Atención Integral de la Migración en la Región (PAIM-SICA) [1] y hoy además se encuentran frente a la necesidad de pensar en un Plan de Recuperación, Reconstrucción social y Resiliencia [2], saben que el capítulo migraciones sigue vigente, solamente se le han sumado nuevo retos. A continuación se analizarán tres aspectos de la cuestión migratoria frente al COVID-19 en América Central (la pronosticada caída de las remesas, los migrantes retornados y los posibles nuevos flujos de migración causados por la crisis económica posterior a la emergencia sanitaria) proponiendo insumos para el debate y propuestas de acción.

El Banco Mundial ha calculado en abril que por efectos de la pandemia las remesas hacia la región latinoamericana disminuirán este año de un 19,3% [3], sin embargo en los últimos meses se ha notado un cambio de tendencia: los y las emigrantes centroamericanos pese a un descenso en los envíos de dinero a sus familias al inicio de la crisis del coronavirus, en mayo y junio consiguieron revertir la tendencia y aumentar la inyección de efectivo a sus países, donde las cuarentenas han sido especialmente estrictas y han aumentado la pobreza de la que muchos huyeron [4]. ¿Cómo explicar esta aparente contra tendencia? Según Jorge Peraza Breedy, Jefe de Misión de la OIM para El Salvador, Honduras y Guatemala con la resiliencia de la población migrante, su ocupación en puestos de trabajo considerados esenciales (cadena alimentar, salud, cuidados) y sobre todo con la preocupación para la salud y el bienestar de los familiares en los países de origen [5].

En varios países de la región centroamericana, la contribución de las remesas a la actividad económica es muy significativa. En 2019 en El Salvador y Honduras las remesas aportaron en torno al 20% del PIB, en Guatemala y Nicaragua su peso fue superior al 10% y en República Dominicana alrededor del 8% [6]. Entre un 80% y un 90% de las remesas se usan para cubrir necesidades básicas de los hogares receptores (alimentación, salud y vivienda), por lo que su contracción tendría fuertes efectos en el consumo y la incidencia de la pobreza. ¿Qué hacer para contrarrestar su pronosticada disminución o para mantenerlas a los niveles actuales, evitando graves efectos sobre las economías de varios países de la Región? El Banco Mundial plantea que una disminución de los costos de envío de las remesas tendría un efecto positivo, y agregamos que esto además sería una medida eficaz y justa, pero no suficiente. Se proyecta que la economía de América Central se contraerá este año un 3,6 %[7], debido a las restricciones en la circulación, la pérdida de las remesas y del turismo, y la caída de los precios agrícolas[8]. Para enfrentar la reducción de las remesas o para mantenerlas, y evitar que las consecuencias de esta crisis sobre las economías de la Región centroamericana se vuelvan catastróficas (aumento generalizado de los niveles de pobreza, desempleo y aumento de la economía informal, nuevas caravanas de migrantes) una medida a considerar sería que los Gobiernos de la región con mayor presión migratoria negociaran con los Gobiernos de los principales países de destino, para que éstos amplíen los criterios de elegibilidad en sus programas de protección social, ejecuten las medidas creadas para hacer frente a la emergencia sanitaria sin tener en cuenta la situación migratoria y sobre todo implementen mecanismos de regularización de la población migrante sin papeles. Lo mismo pasó después del huracán Mitch en 1998, cuando los gobiernos centroamericanos, duramente afectados por el paso del huracán, negociaron con Estados Unidos un Tratado de Protección Temporal que permitió a decenas de miles de centroamericanos acceder a un permiso de residencia[9].

La regularización de migrantes irregulares, en un momento de grave crisis en sus países de origen, permitió que éstos aportaran con su trabajo a la recuperación de la Región y al mantenimiento de sus familias. Se podría objetar que también los principales países de destino de la migración centroamericana en este momento están enfrentando una crisis económica sin precedentes y altos índices de desempleo, sin embargo, aun así, la actual emergencia ha demostrado una vez mas que hay sectores enteros de la economía que dependen del trabajo migrante. Es el caso de aquellos países que, en medio de la emergencia, han tenido que tomar medidas extraordinarias para hacer frente, por ejemplo, a la necesidad de mano de obra agrícola y han aprobado decretos de emergencia para regularizar migrantes [10]; mientras que en otros casos, la crisis ha hecho aumentar considerablemente la demanda de servicios de salud, y ya hay países desarrollados que anuncian campañas para reclutar médicos y enfermeras en terceros países. Hay una necesidad global de formar más profesionales de la salud y facilitar el reconocimiento de sus competencias en los países de destino. [11] La extensión de los Tratados de Protección Temporal y en general la regularización de los/las migrantes indocumentados puede aportar a sectores que necesitan mano de obra en los países de destino y contribuir a aliviar la crisis económica en los países de origen.

Los vuelos de los deportados desde EEUU hacia Centroamérica no se han detenido ni por el cierre de las fronteras y han creado en los países de la Región la necesidad de instalar centros de atención para que los migrantes retornados pasen la cuarentena [12]. Según datos de la Iniciativa de Gestión de Información de Movilidad Humana en el Triángulo Norte (NTMI) de la OIM, para el año 2019 retornaron 251,778 personas; procedentes en su mayoría de México (52.8%) y Estados Unidos (45.7%). Entre enero y abril de 2020, el número de retornos al Triángulo Norte de Centroamérica ha sido de 49,533 personas [13]. Es un número destinado a aumentar en el corto plazo a causa de los cierres de fronteras y el endurecimiento de los controles, y en el mediano-largo plazo a causa de las crisis económicas y el desempleo en los principales países de destino de las migraciones laborales. Antes de la emergencia sanitaria, en los países del Triángulo Norte, con apoyo de países cooperantes, se invertían ingentes recursos en programas de inclusión laboral para migrantes retornados, y es muy probable que se mantendrán y posiblemente se incrementarán. Sin embargo, estos programas, aunque son muy importantes y pueden ayudar a capitalizar las competencias de los y las migrantes que regresan después de largos periodos en el extranjero, no pueden ser la única respuesta. Aún más cuando se toma en cuenta que, como nos demuestra un estudio realizado por el Observatorio de las Migraciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Honduras [14], el 75% de los migrantes retornados manifiesta la intención de volver a emigrar y el 25% efectivamente lo hace. ¿Por qué no buscar otras opciones para ampliar las oportunidades de empleo decente? Por ejemplo, explorando las que ofrece el mercado laboral regional.

Como nos recuerda un estudio reciente [15], en la Región SICA hay que dar un paso hacia una mayor regularización de las dinámicas migratorias y favorecer la transformación productiva de los países de origen hacia la generación de mejores empleos, facilitando un acceso al capital, a las tecnologías y al conocimiento. Sin embargo en los países miembros aún no existe una política migratoria laboral regional que defina la posición de los países respecto a la migración laboral […] una buena gobernanza migratoria laboral a nivel regional facilitaría el desarrollo económico de los países de origen y destino, además de la formación de capital humano; dado que la mayoría de las personas migrantes traen consigo destrezas y conocimientos adquiridos en el país de destino, que pueden ser aprovechados en el país de origen al momento de retornar. Los Ministros y Ministras de Trabajo de Centroamérica y República Dominicana han planteado en el pasado reciente la necesidad de un Acuerdo Regional sobre Migracion Laboral, se trataría de un paso adelante muy significativo y de una acción estratégica en la fase de recuperación, con el fin de dinamizar la economía y el mercado laboral centroamericano.

En el corto plazo los flujos de migrantes hacia los países desarrollados es probable que disminuyan (los principales países de destino de los migrantes latinoamericanos son USA, España e Italia, que también están entre los países más golpeados por el COVID-19), sin embargo los contingentes de migrantes que ya se encuentran en los países de destinos, sobre todo los irregulares, se mantendrán, a la espera de una recuperación económica que les permita volver al trabajo o por la imposibilidad de regresar a su país de origen por el cierre de las fronteras. En el principal país de destino de los/las migrantes de la región centroamericana (Estados Unidos), la crisis sanitaria afecta a sectores en los que se emplean tradicionalmente migrantes, como la construcción, los restaurantes y los hoteles. En 2018, el 28,7% de los/las migrantes provenientes de los países de la región se empleaban en servicios y el 20,6% en construcción y mantenimiento (Oficina del Censo de los Estados Unidos, 2018) [16]. Sin embargo, la crisis económica y el desempleo no necesariamente harán que disminuyan los flujos de migrantes en busca de oportunidades laborales, por múltiples motivos. Entre las causas de la migración desde Centroamérica se han identificado tradicionalmente la pobreza, la falta de empleo decente, la reunificación familiar, la violencia y la inseguridad, sin embargo, para la CEPAL, entre las causas estructurales de la migración ocupa el primer lugar el crecimiento demográfico, que ha provocado, en los últimos años, un aumento de la población en edad de trabajar [17].

En 2018 Centroamérica con República Dominicana contaban con 55 millones de habitantes aproximadamente, casi 15 millones (30%) más que en el año 2000. Uno de cada tres centroamericanos reside en Guatemala, donde la población aumentó un 39,0% en ese período. Este país, junto con Honduras, concentra poco más de la mitad de los habitantes del Istmo. De acuerdo con las proyecciones, la población de Centroamérica continuará creciendo hasta llegar a su máximo en la década del 2050, cuando sumará cerca de 75 millones de personas, y luego tenderá a disminuir. El incremento del peso relativo de los grupos en edades productivas (15 a 64 años) pasó de 55,9% en 2000 a 62,7% en 2015 y llegará 67,5% en 2030. En las próximas dos décadas Centroamérica y República Dominicana tendrán la población en edad productiva más grande de su historia [18]. Si sumamos estos datos a las proyecciones de OIT sobre el desempleo en Centroamérica causado por la crisis sanitaria, es fácil prever que los flujos de migrantes hacia Estados Unidos y Europa seguirán y tal vez aumentarán. Frente a esta previsión, un plan de recuperación regional tendría que considerar con atención mecanismos para una migración laboral regular, proponiendo acuerdos y convenios con países de destino de la migración laboral, vinculando demanda y oferta de mano de obra, apoyando la formación en origen en base a las competencias requeridas en destino, facilitando la certificación de títulos y competencias de trabajadores migrantes. Es algo que se puede hacer y es algo que ya se está haciendo.

La Unión Europea, consciente de que el control de las fronteras no puede ser la única respuesta a los fenómenos migratorios, está promoviendo, facilitando y apoyando nuevos mecanismos para una migración laboral regular [19]. La Global Skill Partnership es uno de ellos. Se trata de un acuerdo bilateral entre pares: el país de destino pone a disposición la tecnología y el financiamiento para la formación profesional de potenciales migrantes en los países de origen, antes de su migración y en base a competencias específicas y requeridas en su mercado laboral, y de esta manera se prepara para recibir contingentes de migrantes con las competencias que necesita. El país de origen se compromete con la formación de los potenciales migrantes y también de no-migrantes, contribuyendo de esta manera también a la formación de un propio capital humano especializado con nuevas competencias [20].

Para concluir, se trata de tres facetas diferentes y complementarias de los fenómenos migratorios, de tres propuestas concretas que se basan en experiencias y buenas prácticas y finalmente de tres maneras efectivas de contribuir al Plan de Recuperación, Reconstrucción Social y Resiliencia de Centroamérica y República Dominicana a través de una gestión de los fenómenos migratorios ordenada, segura y regular.

El Programa de la Unión Europea EUROsociAL+ contribuye al debate, al intercambio de experiencias y a la construcción de políticas públicas sobre los fenómenos migratorios en y desde América Latina en diferentes contextos:  con la Secretaría de la Integración Social Centroamericana (SISCA), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y los Ministerios de Trabajo de la región SICA, planteando una mayor coherencia entre políticas migratorias y políticas de mercado de trabajo, o sea, para que la regulación y la gestión del acceso, la salida, la permanencia y el retorno de migrantes se aborden cada vez más desde mecanismos de gobernanza interinstitucional, en particular coordinando con las instituciones del mercado de trabajo; y con los países de la Alianza del Pacifico (México, Colombia, Chile y Perú) para que el reconocimiento de las competencias laborales permita y facilite la movilidad laboral en la Región. Estos esfuerzos y estos compromisos nacen de un dato que genera conclusiones y propuesta: casi el 70% de los migrantes internacionales son trabajadores/as migrantes; se deben construir políticas de migración laboral que contribuyan a reforzar las vías legales para la migración, también con el fin de desalentar la migración clandestina.

[1] PAIM-SICA, SICA-OIM-ACNUR, 2019

[2] Segunda declaratoria especial del Consejo de la Integración Social Centroamericana (CIS): Unidos por la recuperación y la reconstrucción social de la Región Sica, 27 de abril 2020

[3] https://www.bancomundial.org/es/news/press-release/2020/04/22/world-bank-predicts-sharpest-decline-of-remittances-in-recent-history

[4] https://elpais.com/mexico/2020-07-25/las-remesas-salen-al-rescate-de-las-familias-golpeadas-por-el-coronavirus.html

[5] https://eurosocial.eu/seminarios-web/migracion-y-empleo-en-epoca-de-covid-19-las-personas-migrantes-y-retornadas-en-el-contexto-del-plan-de-recuperacion-reconstruccion-social-y-resiliencia-de-la-region-sica/

[6] https://cpalsocial.org/documentos/932.pdf

[7] http://pubdocs.worldbank.org/en/657071588788309322/Global-Economic-Prospects-June-2020-Regional-Overview-LAC-SP.pdf

[8] Otro escenario contempla un agravamiento mayor en las previsiones para el crecimiento económico y se estima para el 2020 un decrecimiento del PIB en Centroamérica y República Dominicana de-6.8%. http://websieca.s3.amazonaws.com/comunicacion/informes%20de%20gestion/ImpactoCOVID-19_VF.pdf

[9] 200.000 salvadoreños, 5.000 nicaragüenses y 56.000 hondureños, están amparados con este beneficio.

[10] http://www.agrifoodtoday.it/lavoro/bellanova-regolarizzazione-migranti.html

[11] https://www.knomad.org/publication/migration-and-development-brief-32-covid-19-crisis-through-migration-lens

[12] https://elfaro.net/es/202003/centroamerica/24177/La-cuarentena-del-Tri%C3%A1ngulo-Norte-no-logra-detener-los-vuelos-de-deportados.htm

[13] https://mic.iom.int/webntmi/

[14] Encuesta sobre juventud, empleo y migración en los Departamentos de Choluteca y Valle, OMIH, FLACSO-UNAH, Honduras 2018

[15] Hallazgos del estudio de línea base sobre migración y desplazamiento en la región del sica, SICA-OIM-ACNUR, julio 2019

[16] https://cpalsocial.org/documentos/932.pdf

[17] Hacia un nuevo estilo de desarrollo. Plan de desarrollo integral El Salvador-Guatemala-Honduras-México. Diagnóstico, áreas de oportunidad y recomendaciones de la CEPAL, 2019

[18] Datos CELADE, CEPAL, OIT, Estado de la Región

[19] European Commission, “Communication from the Commission to the European Parliament, the European Council and the Council: Managing migration in all its aspects: progress under the European Agenda on Migration”, Brussels, 4 December 2018.

[20] ISPI, The future of migration to Europe, 2020

Pais: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, República Dominicana
ODS: Trabajo decente y crecimiento económico, Ciudades y comunidades sostenibles, Paz, justicia e instituciones sólidas
Área de Políticas: Políticas Sociales
Tipo: Artículo

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