Por Susana Chiarotti, Sandra Berthelot-Aranda y Annabelle Moreau Santos, expertas del Área de Género de EUROsociAL+
Foto: Art Tower
“Aquí nadie nos para. Cuando hay necesidad de salir adelante se toma el camino.” Con estas palabras, Linda Poole – Exsecretaria Ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM-OEA) y fallecida el 28 de octubre del 2020 en Panamá – señalaba su fuerte compromiso por prevenir, sancionar y erradicar las violencias de género.
En medio de la pandemia de la Covid-19 que asoló el mundo y afectó a las mujeres en forma diferencial, el webinario “Resonar en el tiempo. Fundamentos y pasos para vivir sin violencia en América Latina”, rindió homenaje a Linda Poole. Este evento, celebrado el 25 de noviembre de 2020, fue organizado por la Red Interamericana de Refugios (RIRE) junto con Eurosocial+ – programa financiado por la Unión Europea coordinado FIIAPP (leader), Expertise France e IILA.
Además, de rendir homenaje a una de las “herederas de la lucha por el voto” que contribuyó a cambiar un paradigma social a través de un instrumento jurídico, este webinario también fue una ocasión para presentar el Estudio regional sobre los refugios para las víctimas de la violencia de género en América Latina en el que quedan mapeados los refugios en 16 países de América Latina y Caribe hispanoparlante. En Europa, este trabajo de mapeo ha sido y sigue siendo esencialmente realizado por Women against Violence Europe (WAVE), la principal red encargada de cartografiar los servicios de apoyo, como líneas telefónicas de ayuda, refugios para mujeres y albergues para supervivientes de violencia. En uno de sus informes recientes (2018), WAVE concluyó que solo cinco Estados miembros de la Unión europea cumplían los estándares mínimos establecidos por el Convenio de Estambul de capacidad de camas en los centros de acogida para mujeres.
Por lo tanto, ambas regiones – América latina y Europa – se enfrentan a un desafío común: la necesidad, especialmente en tiempos de pandemia y frente al recrudecimiento de la violencia de género, de fortalecer los servicios de atención a las mujeres y niñas víctimas de violencia.
Linda Poole, pionera de un “instrumento vivo”: la Convención Belém Do Pará
Durante el webinario, Georgina Leiro, una de las redactoras originales de la convención Belem do Pará recordó que Linda Poole impulsó la idea de contar con una Convención sobre violencia contra las mujeres. Como Secretaria Ejecutiva de la CIM, entre 1986 y 1996, Linda promovió la creación de un grupo de trabajo técnico para elaborar el borrador de este texto legislativo, y así generar estándares internacionales capaces de obligar los Estados de América latina y del Caribe a reaccionar frente a las desigualdades de género. Durante 5 años, Linda realizó incidencia para lograr su aprobación.
Tras 32 modificaciones, fue finalmente firmada en junio de 1994 [1] por 34 Estados miembros de la OEA. Uno de los pilares de esta Convención es la defensa del derecho a las mujeres “a ser valoradas y libres de patrones estereotipados, de comportamientos y de prácticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad y subordinación” como lo mencionó durante el webinario Alejandra Mora Mora, actual Directora Ejecutiva de la CIM. A lo largo de los años, la Convención ha generado transformaciones en la región como la reforma de los sistemas judiciales o la implementación de políticas públicas con perspectiva de género. Pero este texto, único mandato regional de violencia contra las mujeres existente en el mundo, también se ha convertido en un instrumento jurídico inspirante en Europa. Hoy en día, Linda Poole sigue siendo reconocida como la autora intelectual de la Convención Belém do Pará, un texto que no dejará de resonar en el tiempo y de ser una guía inestimable para la acción en ese ámbito.
Realidades de los servicios de refugio: un derecho a la protección y apoyo
Durante el webinario también se presentó el Estudio regional sobre los refugios para las víctimas de la violencia de género en América Latina. Este mapeo es parte de un proyecto conjunto entre el MESECVI (Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra las mujeres) y el Área de Igualdad de Género de EUROsociAL+, que busca contribuir a la prevención de la violencia contra las mujeres y las niñas. La propuesta metodológica incluyó un cuestionario que fue enviado a todas las autoridades nacionales encargadas del tema de la violencia contra las mujeres. El alto nivel de respuestas permitió contar con información oficial actualizada sobre los refugios.
Los refugios se estructuran en torno a cuatro principios básicos: son gratuitos, confidenciales, accesibles y de carácter feminista. La estancia de mujeres víctimas de violencia, y de sus hijxs incluye varias etapas (desde el ingreso hasta el egreso) para que puedan recuperarse de la violencia, recuperar confianza en sí mismas y encaminarse hacia una vida independiente.
Entre los hallazgos del diagnóstico, se relevaron las siguientes tendencias en materia de refugios en la región latinoamericana:
1. Aumento de refugios
Si en los años 90, el número de refugios era muy bajo en América latina en las décadas siguientes, y especialmente durante nuevo siglo, este número no cesó de aumentar. Por ejemplo, en Chile que no contaba con ningún refugio en el siglo pasado, se crearon en 2007, 43 casas de acogida para casos de violencia y 1 casa especializada en víctimas de Trata. Argentina pasó de tener una veintena a contar con 167; Bolivia, a partir del 2004 reportó 23 refugios. Perú, por su lado, pasó de contar con 1 en 1999 a 34 refugios en la actualidad. En estos momentos, sólo en los 16 países relevados, se contabilizan 568 refugios.
2. Normalización legislativa
La anomia existente a principios de la década del 90 fue paulatinamente reemplazada por leyes nacionales, planes de acción, programas nacionales y provinciales que incluyen a los refugios en las políticas públicas. El manejo de los refugios, que en un principio tenía reglas mínimas y mucho voluntarismo, fue reemplazado gradualmente por el diseño de modelos de gestión y la creación de protocolos y guías de acción que regulan la recepción de las mujeres que sufren violencia y el desarrollo de los servicios que ofrecen.
3. La progresiva consideración de la cuestión de los refugios por parte del Estado
Los primeros refugios fueron creados en su mayoría por grupos de mujeres y su trabajo estaba inspirado en la solidaridad feminista. La idea era garantizar la vida e integridad física de mujeres que sufrían violencia. Esta iniciativa de la sociedad civil organizada fue visibilizada por los movimientos de mujeres que colocaron este problema en la agenda pública. Por lo tanto, progresivamente, se fueron creando dispositivos institucionales para guiar al funcionariado en el ejercicio de sus tareas. En la mayoría de los países, el nivel estatal encargado de los refugios es el Municipal, que asume el sostenimiento presupuestario de estos dispositivos.
Esta evolución, es decir el hecho de que los gobiernos nacionales apoyen cada vez más a los servicios de refugio para mujeres, fue propiciada por la aprobación de la Convención Belém do Pará, que marcó un punto de inflexión a partir del cual la máxima del feminismo “lo privado es político” o “lo personal es público” empezó a ser efectiva. A pesar ello, cabe destacar que, si los Estados empezaron a reconocer la necesidad mantener refugios y favorecer su instalación (en México quedó legitimado en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, LGAMVLV), hoy en día los gobiernos se disputan fondos y no dudan en recurrir a recortes presupuestarios. Por ejemplo, en mayo de 2020, en plena campaña de austeridad para enfrentar la pandemia, el gobierno mexicano anunció que se recortarían fondos a centros de asesoría para mujeres indígenas (30 casas de la Mujer Indígena que recibían cada una entre 25 000 y 40 000 dólares anualmente), coincidiendo con un incremento en los reportes de violencia doméstica durante el confinamiento.[2] Una decisión alarmante teniendo en cuenta que en México, como en otros países de América latina, la principal fuente de sostenimiento de los refugios es estatal [3] :
4.Identificación de partidas presupuestarias específicas
Poco a poco los Estados avanzaron en la identificación de partidas presupuestarias específicas para los refugios, lo que nos permite medir el esfuerzo estatal por garantizar la seguridad de las víctimas. 11 países sobre 16 dieron datos de sus presupuestos. Otros tienen englobada la suma dentro del presupuesto de los organismos de igualdad de género, ya sean ministerios, secretarías o institutos.
5. Reducción presupuestaria durante la pandemia de la Covid-19
En Honduras muchas de las casas refugios están bajo presión para responder a la demanda creciente.[4] En Cuenca (Ecuador), la casa de acogida para víctimas sobrevivientes de violencia de género está a tope de su capacidad. La crisis sanitaria ha recrudecido la violencia contra las mujeres debido a la reclusión en los hogares, el cierre de las escuelas, la sobrecarga en las tareas de cuidado, varios países redujeron las partidas presupuestarias que habían asignado a los refugios, en algunos casos drásticamente.
Conclusión y perspectivas
Los gobiernos latinoamericanos – especialmente desde la aprobación de la Convención Belém do Pará – han prestado mayor atención a la desigualdad de género en las agendas políticas. A pesar de los crecientes compromisos gubernamentales para eliminar la violencia de género y del aumento del número de refugios en la última década; en tiempos de emergencia sanitaria el camino para lograr servicios de atención a mujeres víctimas de violencias es todavía largo. En cada vez más países de esta región, no hay la cobertura adecuada para lograr servicios de refugio. Y en aquello que disponen de mayores recursos, se encuentran saturados.
Este fenómeno también se repite en el viejo continente, donde el Parlamento europeo en el centro de Bruselas se vio ante la necesidad, en mayo de 2020, de reasignar una de sus oficinas en refugio temporal para mujeres sin hogar o víctimas de la violencia doméstica, especialmente afectadas por la pandemia.[5]
En este marco y con el objetivo aumentar el número de refugios, tres recomendaciones fueron formuladas a los Estados durante el webinario:
- Asignar fondos necesarios a estos servicios;
- Así como tomar medidas para que se fortalezcan y permanezcan habilitados, activos y preparados para recibir a mujeres que lo necesiten.
- Tras constatar que pocos países evalúan las políticas públicas sobre refugios, y su funcionamiento, también se recomendó realizar un monitoreo sistemático, identificando las dificultades encontradas y los logros obtenidos.
En ese sentido, el Estudio [6] es un insumo valioso ya que ha permitido trazar una línea de base para identificar la cantidad de refugios en la región, su área de cobertura, el tipo de servicios que prestan y los mecanismos estatales para su supervisión. Por lo tanto, en la fase de recuperación y como parte de la gestión de la crisis, será imprescindible invertir en las iniciativas de la sociedad civil de prevención y eliminación de la violencia de género; diseñar programas que permitan una salida a la falta de autonomía económica de las mujeres que incluyan planes de acceso a vivienda, capacitación laboral, apoyo financiero y acceso al empleo.Así pues, la pandemia ha permitido revalorizar las tareas de cuidado, poner en evidencia el rol de los refugios y casas de apoyo a víctimas.
¡ Es necesario unir estos esfuerzos a tareas permanentes de prevención de la violencia y transformación de la cultura discriminatoria !
[1] Organización de Estados Americanos (OEA), Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer («Convención de Belem do Para»), 9 de junio de 1994.
[2] Mark Stevenson, México recortará fondos para albergues de mujeres indígenas, Chicago Tribune/AP, 7 de mayo de 2020. Enlace: https://www.chicagotribune.com/espanol/sns-es-coronavirus-mexico-recortara-fondos-albergues-indigenas-20200507-64sehrjjorhotfgpc477u4r3v4-story.html
[3] Instituto Nacional de las Mujeres, Refugios para mujeres, sus hijas e hijos en situación de violencia: un diagnóstico a partir de los datos del Censo de Alojamientos de Asistencia Social, 2015.
Enlace: http://cedoc.inmujeres.gob.mx/documentos_download/101267.pdf
[4] Informe de la Oficina Regional de ONU Mujeres, Prevención de la violencia contra las mujeres frente a Covid-19 en América latina y el Caribe, 23.04.2020
[5] Beatriz Rios, Réseau EURACTIV, 4 de mayo 2020
[6] Estudio regional sobre los refugios para las víctimas de la violencia de género en América Latina