Hernando Vásquez, director de la Administración Tributaria de Colombia en el departamento de Caquetá, relata sus vivencias en un territorio controlado por grupos guerrilleros y paramilitares, hostil a la recaudación de impuestos
21 de julio de 1985. Un estudiante de Contaduría Pública de la Universidad de la Amazonia recibe un telegrama que le informa que debe presentarse en la Administración fiscal de Florencia, capital del departamento de Caquetá, donde ha sido contratado como auxiliar administrativo. Queda así incorporado a la Dirección Nacional de Impuestos y Aduanas de Colombia (DIAN) y pasa por distintos cargos en las áreas de recaudación, contabilidad, cobranzas, liquidación y fiscalización, hasta llegar a director seccional. Dicho recorrido le sirvió para vivir de cerca la problemática del cumplimiento de las obligaciones tributarias en la zona afectada por el conflicto armado entre el Gobierno, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y otros grupos al margen de la ley y con una respuesta habitual de los contribuyentes: “para qué pago impuestos, no ve que se los roban”.
Trabajar en una zona donde la presencia del Estado era muy limitada y la autoridad la ejercían los grupos al margen de la ley; ser recibidos más como un peligro que como una oportunidad; sufrir amenazas y que, incluso por solicitud de algunos comerciantes, la propia guerrilla bajara de la montaña a intimidar a los funcionarios, devolviéndolos en los buses en los que habían llegado, so pena de liquidarlos si se quedaban. Estas eran las difíciles condiciones que imperaban en el norte de Caquetá.
Fueron épocas muy duras para la acción fiscalizadora y la presencia institucional. En el primer intento de proceso de paz, el municipio de San Vicente del Caguán fue el epicentro de las negociaciones y allí nos trasladamos. A las afueras del perímetro urbano se debía pasar por los retenes de la guerrilla, donde jóvenes armados requisaban nuestras identificaciones; si visitábamos a los comerciantes, muy pocos nos atendían, y si los invitábamos a charlas de orientación tributaria, el auditorio quedaba casi vacío.
A partir de 1999, una vez que entró en efecto la Zona de Distensión de San Vicente de Caguán y se retiró el Ejército, empeoró la situación del orden público. Los enfrentamientos entre los militares y la FARC en las vías de acceso a los municipios, sumados a la voladura de puentes y tendidos eléctricos, impedían que los funcionarios visitáramos a los contribuyentes.
Por esa misma época se agravaron los problemas al aparecer nuevos actores del conflicto, como las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), paramilitares que coaccionaban a los comerciantes; estos argumentaban que su contribución legal no podía ser mejor por la extorsión de estos grupos.
En 2002 fue abolida la Zona de Distensión y, ante la presión del Estado y las fuerzas militares, se instauró una tensa calma que permitió el regreso de las visitas tributarias a los municipios más significativos del departamento, encontrando los funcionarios la misma actitud de rechazo de los contribuyentes.
En ese contexto, la dirección seccional puso en marcha estrategias basadas en la Cultura de la Contribución, encaminadas a generar confianza en el pago de impuestos y en el papel del Estado.
Dicha estrategia se inició en 2004 con un stand institucional en la feria agroindustrial de Florencia, donde convergían ganaderos y comerciantes de todo el departamento. Allí los funcionarios presentaron la Dirección Seccional como una entidad con vocación de servicio y facilitación de las obligaciones tributarias para los contribuyentes; de la mis-ma manera, se empezó a pensar en los niños y jóvenes, decorándose parte del stand con elementos de su interés. Tanto los visitantes de la feria como los medios de comunicación se vieron sorprendidos por la presencia de la Administración tributaria en un evento semejante, aunque con el paso de los días se fue aceptando el acercamiento a los contribuyentes.
En el año 2007 se iniciaron los encuentros infantiles y juveniles de cultura de la contribución fiscal. Con el apoyo de las secretarías de educación departamental y municipal se realizan actividades que dejan una semilla de conocimiento en los participantes, relacionando la importancia de los impuestos para el bienestar de los colombianos.
Al iniciarse en 2012 el nuevo proceso de paz, dimos continuidad a nuestras actuaciones en los municipios: asistencia, cobros, fiscalización y orientación, encontrando una mayor receptividad a la asistencia en el cumplimiento de las obligaciones tributarias e incluso en la formalización de contribuyentes, sin la marcada resistencia de años anteriores.
En 2016 se inició un nuevo proyecto enmarcado en la política institucional de conciencia tributaria. Con el apoyo de la Subdirección de Gestión de Asistencia al Cliente, se realizaron contactos con la Universidad de la Amazonia para implementar un Núcleo de Apoyo Contable y Fiscal (NAF). A través de los NAF, la Administración capacita a estudiantes universitarios en temas fiscales, para que asesoren de forma gratuita a personas de baja renta, así como a pequeños emprendedores.
El objetivo de esta y otras iniciativas de fomento de la cultura tributaria, que cuentan con el respaldo técnico de EUROsociAL+, es mejorar la aceptación social del pago de los impuestos en las zonas más afectadas por el conflicto armado, generando relaciones de confianza y reciprocidad en materia fiscal entre el Estado y los ciudadanos.
Ya en marzo de ese mismo año los estudiantes comenzaron a ofertar los servicios del NAF en eventos feriales, visitas a entidades públicas, en la misma sede universitaria y durante su primer ejercicio de campo, una visita a la localidad de San Vicente de Caguán.
En primera persona: un NAF en la selva amazónica
Así fue la experiencia de uno de los estudiantes de la Universidad de la Amazonia que viajaron a San Vicente de Caguán para prestar los servicios del NAF, un buen ejemplo de cómo cada pequeña actuación contribuye a crear una conciencia tributaria.Citado a las 4 de la mañana en la sede de la Universidad, partió junto a sus compañeros en dos chivas y un bus, bajo un aguacero torrencial que afectó a los que iban en las chivas, ya que no tienen ventanales, si no cortinas. El viaje, de tres horas y media, discurrió por una vía llamada ‘La marginal de la selva’, que se está reconstruyendo; en algunos kilómetros el firme es de buena calidad, en otros está muy deteriorado. Mientras dejaban atrás los municipios de La Montañita, El Paujil, El Doncello y Puerto Rico, el estudiante escuchaba comentarios de otros viajeros: aquí tumbaron el puente, allí tumbaron las torres de energía eléctrica, en este kilómetro atacaron microbús y mataron a tantas personas…; se sintió un poco intranquilo, pero seguro del valor para la comunidad del aporte que iba a realizar.
Al llegar a San Vicente, los llevaron a desayunar y después al parque principal, donde ya estaban instaladas las carpas. Ubicaron las mesas y sillas e iniciaron la prestación de los servicios de asesoría fiscal, mientras un estudiante con un equipo de sonido invitaba a la comunidad a aprovechar la atención gratuita que les ofrecía la Universidad.
La jornada estuvo muy concurrida, sobre todo para orientación a los emprendedores, quienes solicitaban información sobre la formalización de su actividad; el estudiante no observó resistencia y, al contrario, sentía que había confianza en la orientación que les estaba dando. Ya finalizando la tarde, se reunieron todos los equipos y regresaron a Florencia, llegando cerca de las 10 de la noche, con la gran satisfacción de haber ayudado a la comunidad con la presencia del NAF en un municipio diferente a la capital.
Esta experiencia ratifica el valor de nuestras primeras iniciativas de cultura tributaria, que abrieron el camino para que comerciantes, ganaderos y pequeños contribuyentes aceptaran con mayor tranquilidad la presencia, no solo del NAF, sino de la Dirección Seccional, hasta el punto de que se nos ha solicitado oficialmente la apertura de un punto de contacto en la zona, para evitar el gasto que supone al contribuyente desplazarse a Florencia.
En estos momentos, a punto de completarse el proceso de paz, se abre una oportunidad para el desarrollo económico y social en el denominado post conflicto, lo cual requiere de un acompañamiento institucional. Se vislumbran oportunidades para todos y en esta reactivación será fundamental la cohesión social, porque, así como se generan derechos, también se adquieren obligaciones, entre ellas las tributarias. Ese es el trabajo de los NAF, en apoyo de la DIAN: fortalecer la cultura de la contribución fiscal, sobre todo en aquellas zonas donde el conflicto armado más afectó a las comunidades.
Hernando Vásquez, director de la DIAN en Caquetá / director of the Colombian tax administration in Caquetá.